Dos exgimnastas crean una asociación para apoyar a las que se rebelan contra los abusos

A lo largo de todo este 2020, sobre todo en Inglaterra y en Estados Unidos, los casos de gimnastas que se han atrevido a denunciar prácticas abusivas y maltrato tanto físico, como psicológico y sexual, no han dejado de sucederse. Sobre todo a raíz de la presentación por parte de Netflix, del documental 'Athlete A', en el que varias víctimas del doctor Larry Nassar ofrecen un relato escalofriante de los ejercicios a los que les sometía el médico de la federación norteamericana.

El mayor escándalo sexual de todos los tiempos del mundo del deporte, que se prolongó durante casi tres décadas y que fue una auténtica tortura para más de 500 gimnastas, ha propiciado que salgan a la luz muchas otras historias de maltrato en el más alto nivel. Confesiones de golpes habituales, de tener la obligación de entrenar y competir lesionadas, e incluso de haber sido encerradas para evitar así que pudieran llevarse alimento alguno a la boca durante varias horas.

Una «cultura del miedo» que fue denunciada este verano en un artículo publicado en 'The Guardian' y firmado por Jennifer Pinches, exgimnasta olímpica que reconoce que en este deporte ha habido «un nivel normalizado de abuso emocional, que a veces progresa al abuso físico, y que debe detenerse». Ella misma, junto a la también ya retirada Claire Heafford, han puesto en marcha 'Gymnasts for Change', una asociación con la que pretenden arropar a quienes se rebelan contra los abusos, con el objetivo de erradicar todas estas prácticas que llevan enturbiando muchos años a este bonito deporte.

Quieren hacer fuertes a las valientes, a las que dicen basta, empoderándolas como ya ocurrió de manera casi espontánea en las redes hace unos meses con el 'hashtag' #gymnastalliance, que ayudó a numerosas gimnastas a compartir sus historias. Lo que esperan además con esta nueva plataforma es instar a la federación británica a que reconozca sus errores, ya que consideran que en muchos casos esas prácticas eran sabidas y consentidas por ellos, a disculparse y a ofrecer un compromiso real por erradicarlas. También pretenden que las víctimas reciban una ayuda para su rehabilitación, tanto física como con terapias emocionales. «Queremos marcar el comienzo de una nueva era para la gimnasia, tanto en el Reino Unido como en todo el mundo. Impulsaremos una mejor gobernanza, nuevas pautas de entrenamiento e investigación detallada sobre los beneficios de un enfoque ético centrado en la propia atleta», aseguran.

«Queremos que nuestras voces sean escuchadas. Hace mucho que se necesita un cambio radical en la gimnasia y ahora es el momento de recuperar nuestro deporte», asegura Heafford. Su compañera Pinches remarca que nunca los resultados deben de buscarse «a expensas de la salud física y mental». «Este debe ser el principio del fin».