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La ciclista francesa Marie Tual con pantalones 'bloomers' a principios del siglo XX. E. C.

Pioneras sobre las dos ruedas

Mujeres como la sufragista Amelia Bloomer, Kittie Knox, Annie 'Londonderry' y María Ward pedalearon frente al rechazo de la sociedad en el siglo XIX

Judith Romero

Domingo, 8 de marzo 2020, 00:18

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Para los hombres sólo fue otra invención tecnológica del siglo XIX, pero la popularización de la bicicleta cambió la vida de las mujeres para siempre. Aún no podían ejercer siquiera el derecho al voto y verlas sobre los sillines causó una impresión abrumadora además de aportarles una mayor libertad. Para muchas supuso poder atravesar grandes distancias sin depender de padres, hermanos y esposos y, aunque en sus orígenes tuvo una mayor relación con las apuestas y se vio más como una herramienta para ganar dinero que como un deporte, mujeres estadounidenses como Amelia Bloomer, Kittie Knox, Annie 'Londonderry' y María E. Ward abrieron camino.

Amelia Bloomer, la promotora

La periodista defensora del sufragio femenino en Estados Unidos montaba en bicicleta de forma habitual junto a Elizabeth Stanton, otra de las mujeres que luchó por el voto femenino. Ambas retaron los convencionalismos sobre la vestimenta de la época, y es que en 1849 las mujeres aún debían portar voluminosas faldas. Sin embargo, todo cambió cuando en 1851 recibieron la visita de su amiga Libby Miller en Nueva York.

Miller apareció vistiendo unos bombachos, una prenda revolucionaria para la época que pasó a ser conocida como 'bloomers' en inglés después de que Amelia los promocionara en una de sus publicaciones. Pese a ser considerados «indecorosos» o «masculinos», los bloomers representaron un cambio respecto a las costumbre victorianas y aportaron a las mujeres mayor movilidad para hacer deporte.

Kittie Knox, género y raza

La ciclista de Boston tuvo que hacer frente a una doble discriminación ya que, además de mujer, era mestiza. A los 21 protagonizó un momento de lo más polémico al presentarse en la reunión anual que la Liga de Ciclistas Americanos celebró en 1895. Solía vestirse de hombre para estar más cómoda al pedalear y, pese a que ya era miembro de ella, le pidieron abandonar el evento porque la Liga acababa de aprobar no admitir a personas que no fueran blancas en sus filas.

Knox retó a la Liga de Ciclistas Americanos en 1895, cuando no aceptaban mujeres ni personas que no fueran blancas. E. C.

Knox también era miembro de The Boston Riverside Cycling Club, un grupo para ciclistas afroamericanos, desde 1893. Lejos de resignarse con su expulsión, su enfrentamiento con la Liga de Ciclistas Americanos copó varias páginas de los periódicos de la época y, gracias a la presión mediática, la organización terminó readmitiendo a Knox entre sus filas. Murió en 1900 con apenas 26 años debido a una nefropatía, pero sus acciones cambiaron la forma de comprender el ciclismo a las puertas del siglo XX.

Annie 'Londonderry', la primera vuelta al mundo

Annie Cohen Kopchovsky, una inmigrante judía de 23 años y madre de tres hijos, recibió una oferta que no pudo rechazar en 1894. Originaria de Riga, no era ciclista ni activista cuando aceptó el reto que le plantearon dos hombres. Daría la vuelta al mundo en bicicleta a cambio de 5.000 dólares y así lo hizo partiendo desde Boston con su falda y una bicicleta Columbia de 50 kilos de peso ese mismo 25 de junio.

Esta madre de tres hijos aceptó una apuesta y ganó 5.000 dólares por dar la vuelta al mundo. E. C.

Quince meses después regresó de su viaje como una nueva mujer. Incluso adoptó un nuevo nombre tras alcanzar un acuerdo con la empresa de agua de manantial Londonderry Lithia, quien le pagó 1.000 dólares por llevar su pancarta en la bicicleta. En su viaje sólo le acompañaron diversos anuncios, una muda de ropa y un revolver de culata perlada. Todo un espectáculo para el público victoriano. Tras atravesar Francia, Egipto, Jerusalén, Yemen y Singapur, Kopchovsky se trasladó a Nueva York, donde escribió varios artículos de prensa bajo el nombre «The New Woman», la nueva mujer. Afirmó que ella era una «si ese término sigifica que me creo capaz de hacer cualquier cosa que pueda hacer un hombre».

El manifiesto de María E. Ward

En el siglo XIX muchas actividades todavía eran consideradas masculinas y femeninas. El libro 'Bicycling for women' de María E. Ward, -Ciclismo para mujeres- logró cambiar esta percepción y, además de incluir extensas explicaciones sobre la práctica del deporte, fue disruptivo. Sus páginas explican el funcionamiento de la bicicleta y qué posiciones y vestimentas eran las más adecuadas para dar autonomía a las mujeres en la práctica de este deporte. «Cualquier mujer que pueda usar una aguja o unas tijeras puede usar otras herramientas», recuerda Ward en el capítulo 'Women and Tools'. El libro íntegro está disponible en Internet gracias a la Universidad de Michigan.

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