Alatzne salvada y primer 'edredoning' en 'Secret story'

«Estoy fuerte mentalmente, pero siento que no encajo», se lamentaba Alatzne al comprobar que varios de sus compañeros le dan la espalda en 'Secret story'. La vasca estaba nominada y la condena se sumaba angustia. «Estoy desubicada, pero no me quiero ir de aquí y seguiré intentando dar lo mejor de mí», prometía emocionada. Toñi Moreno anunciaba minutos después que ella era la elegida por la audiencia para salir de la lista negra. Continúan en riesgo de expulsión Carmen, Héctor y Álvaro. La guipuzcoana agradeció el gesto y demostró elegancia animando a quienes aún están en la cuerda floja.

Llevan solo unos días en el concurso, pero el amor ya ha llamado a la puerta de algunos. Elena y Alberto han sido los protagonistas del primer 'edredoning' de la edición. El barista ya había dejado claras sus intenciones desde casi el primer día, pero ella se dejó querer. Tras muchas 'cobras' e intentos de acercamiento frustrados, la sevillana claudicó. «Me han entrado unos calores importantes, pero me estoy conteniendo», le dijo antes de brindarle el primer beso. La cama era su siguiente destino. «Han subido las cámaras para arriba y ellos están chingando», decía con suma finura Carmen al ver a los tortolitos bajo las sábanas. «Me gustas mucho y me pareces muy bonita», piropeaba el especialista en cafés mientras ella, sonrojada, aceptaba el cumplido y se lo devolvía con el manido «a mí también».

Como suele ocurrir en los 'realities', basta que una pareja decida unirse para que otros apuesten por separarla. «No huele a amor, huele a carpetazo», criticaba una de las gemelas tras acercar la nariz al catre vecino. Son varios los que piensan que aquello es un montaje y no dan tregua a la parejita que pasa del resto y se dedica carantoñas a todas horas.

Vamos con los conflictos. Lo de las mellizas es de traca, cuando no se pelean con otros, se enzarzan entre ellas mismas. «Papagayo», «Prepotente» o «egoísta» fueron algunos de los piropos que se dedicaron en una de sus idas de olla. No pasa nada, un abrazo fraternal lo arregla todo. Con el resto no funciona la estrategia. A Elena la tienen entre ceja y ceja. «Es la bruja del visillo y no me llega ni a las rodillas. Yo destaco por mi personalidad y noto que me envidia», aseguraba Laila. Colchero, que la escuchaba filosofar, habló sabiamente: «No creo que te envidie, creo que no te aguanta». Para qué darle más vueltas al asunto.

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