Donde Tintín perdió el tren
Cornavin de Ginebra ·
Hergé sitúa aquí a su célebre personaje cuando trata de rescatar al profesor Tornasolnieves bolado
Sábado, 27 de agosto 2022, 00:05
La estación de Cornavin, en Ginebra, toma su nombre del predio dedicado en el siglo XV al cultivo de viñedos para aprovisionar a la Iglesia (Corna-vin). Situado los alrededores de la ciudad -actualmente pleno centro-, fue el lugar elegido por François Bartholoni, pionero del desarrollo de los ferrocarriles, para construir la estación necesaria al crearse la línea ferroviaria Ginebra-Lyon. Inaugurada en 1858, hasta 1912 fue propiedad de la Compagnie Paris a Lyon y Méditerranéen, tiempo en el que fue objeto de dos ampliaciones. En febrero de 1909, el sobrecalentamiento de una estufa en la zona de equipajes, provocó un incendio que arrasó casi por completo el edificio. De la reconstrucción se encargó en 1926 el arquitecto ginebrino Julien Flegenheimer (1880-1938) dentro de un plan de grandes obras tras la firma del Tratado de Versalles (1919) que abría el camino a la Sociedad de Naciones con sede en Ginebra. La estación sería reinaugurada en 1931, realizándose posteriormente distintas renovaciones para adaptarla a nuevas rutas y tecnologías ferroviarias.
Fue esta la estación elegida por Hergé para situar a Tintín, Milú y al Capitan Haddock en su odisea para rescatar al Profesor Tornasol, en el decimoséptimo álbum titulado 'El Asunto Tornasol' (1956), donde el científico es secuestrado por espías de Borduria y Syldavia que quieren hacerse con los planos de una fabulosa máquina capaz de hacer estallar los vidrios. En su búsqueda, los protagonistas vuelan al aeropuerto de Cointrin, en Ginebra -a bordo de un avión de Swiss Air- siguiendo el rastro de un paquete de cigarros que les lleva hasta el Hotel Cornavin, a un tiro de piedra de la estación. Allí les informan de que Tornasol ha acudido a una cita en la ciudad de Nyon, a 20 kilómetros de Ginebra. Es interesante fijarse en la página 17 en que a ambos lados de la entrada a la estación hay dos carteles de turismo, promocionando Lucerna y St. Moritz.
En la página 19, los héroes llegan al anden de la estación. Acaban de perder el tren. La viñeta representa a un ferroviario informándoles de este hecho y al tren alejándose bajo un techo abovedado de cristal, que no corresponde con el de la estación original. Los 'tintinólogos' aseguran que Hergé habría representado la estación inspirándose en la antigua Gare du Nord de Bruselas.