Playa
Guillermo Gómez Muñoz
Viernes, 15 de agosto 2025, 23:55
Acosados por esta ola de calor que parece no querer dejarnos, es fácil imaginarse a uno mismo escribiendo en la arena el nombre de esa ... María Isabel cantada, allá por 1969, por Los Payos. Y es que no hay mejor refugio para sobrevivir a la chicharrina que una playa. Esta «playa», deseada y deseante en pleno agosto, llega al castellano a través de un vocablo del latín tardío evolucionado a partir del plural griego 'plagia' (lados, costados). Entre los etimologistas hay una larga discusión sobre cómo se expande la palabra por las lenguas romances y, en concreto, si entra al castellano a través del francés o el occitano, procedente del italiano. Sin embargo, Corominas concluye que la palabra debió de crearse en la propia península ibérica y que es probable que se expandiera del mozárabe hacia el castellano, por la presencia temprana en las hablas del sur. «Playa» y su variante «praya» se documentan por primera vez en el siglo XIV en el 'Poema de Alfonso XI', una crónica rimada sobre su vida.
Con calorinas como la de esta semana, el recochineo de The Refrescos debiera despertar una pizca de empatía hacia los sufridores capitalinos. Pero a cuarenta grados bajo el sol, sudando la gota gorda, podéis tener Cibeles y Jaramas, que la periferia costera no dejará de sumergirse en el agua fresquita tarareando «aquí no hay playa». Vaya, vaya.
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