Las mejores recomendaciones de infantil y juvenil para este verano
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'Feriópolis' Ledicia Costas
Vivir en la feria

La escritora gallega Ledicia Costas es más que conocida entre el público infantil por esas historias en las que los personajes son, ejem, tirando a ... raros... pero no raros como se suele utilizar en este mundo, sino raros de realidad alternativa. Ahí estaban su cocinera cadáver, Escarlatina, y los minimuertos, por ejemplo. En 'Feriópolis' la niña Lola, de 10 años, va a dar el salto a otra dimensión una tarde normalita de feria: se mete en el tren de la bruja y acaba en una especie de mundo de Oz en el que la atracción del saltamontes es un saltamontes de verdad; allí hay brujas y algo parecido a perros que trabajan para ellas, rastreando a gente como Lola. Total, que la chica hace amigos y ni ganas que tiene de volver a casa, donde nadie le hace ni caso y donde no se siente muy bien recibida. Nada que ver con 'Feriópolis', solo hay que ver las ilustraciones.
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'Pequeña historia de los grandes descubrimientos arqueológicos' Vicente G. Olaya
Un poquito de Historia

Si un libro en el que se va a contar algo de la Historia empieza ofreciéndote un mapa, todo bien. Así ya puedes situar todo aquello que te espera. En esta pequeña historia de los grandes descubrimientos arqueológicos los hay: ahí están dibujados Altamira, los moáis, Angkor Wat, Troya y un montón de sitios y hechos que ha recopilado y explicado, pensando en lectores y lectoras de diez años en adelante, el periodista Vicente G. Olaya.
Para saber lo que hoy sabemos, alguien se dio la gran aventura en su momento y de eso va la cosa, de revivir -leyendo y viendo los dibujos- momentos históricos y aprender cómo se construyó el primer templo de la humanidad y cómo se descubrió después, qué hay de cierto en la legendaria guerra de Troya y cómo fueron las guerras entre vikingos y esquimales, por citar tres de los 19 capítulos del libro.
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'Las brujas de Venecia' Sébastien Perez
Distopía ilustrada

Aquí va una novela distópica para adolescentes. La acción trascurre en el año 2044, y el escenario es Roma. Eso al principio, porque después los personajes inician un viaje peligroso en busca de una isla de Venecia en la que se supone que estarán a salvo de ese mundo arrasado por un virus que en realidad creó siglos atrás una bruja vengativa.
Simone, el protagonista de esta historia, quiere ayudar a dos hermanos infectados: Camille, a punto de dar a luz, y su hermano. Buscan a las brujas sanadoras y con ellas un futuro que parece que nunca llega, que no es posible construir. Este libro ilustrado es el segundo título de la colección Mariposa Negra, dirigida por Benjamin Lacombe, y cuenta con los dibujos en blanco y negro y en color de Marco Mazzoni, capaz de reflejar con todos sus matices la destrucción y la belleza.
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'La montaña del eco' Lauren Wolk
Crecer en la naturaleza

Ellie se pregunta quién ha hecho crac. Oye esa palabra todo el tiempo y solo cuando empieza a ver las consecuencias en su propia familia entiende que ese ruidito es el nombre de un problema muy grande, el crac económico de 1929 y la Gran Depresión posterior. Sus padres pierden sus trabajos y todos dejan la ciudad para vivir en las montañas, para aprender a cazar, para vivir a otro ritmo y con otra gente.
El jardín es ahora la naturaleza salvaje, el oso que acecha, la compasión por cualquier animal. Y ahí hay mucho misterio, como quién le regala esas figuritas talladas en madera y si de verdad existe la bruja de la montaña del Eco. Lauren Wolk escribe sobre la belleza, la libertad y la magia, y de la supervivencia en momentos oscuros. Dicen que es la sucesora de Harper Lee, la escritora sureña que firmó 'Matar a un ruiseñor'.
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'Hoy honramos a los vivos' Marina Aguirre
Adolescentes en guerra

Con esta novela que está etiquetada para lectores adolescentes, de 13 a 17 años, ganó la burgalesa Marina Aguirre el último Premio Gran Angular. La protagonista se llama Lesya y podría ser una chica cualquiera incapaz de soltar su móvil -todo lo consulta y se zambulle en todas las redes, así pasa horas y horas- si no fuera porque el lugar en el que vive es un lugar en guerra. De vez en cuando suenan las bombas, atenaza el miedo y alguien muere.
Ella lleva una página en la que escribe obituarios, en la que se trabaja mucho las frases que dejará para denunciar y no olvidar. El problema es que se olvida de los vivos, los suyos, a los que ya solo contacta por teléfono; y sobre todo el problema es que se olvida de vivir. ¿Cuántos como ella utilizan el móvil como escudo para defenderse de la realidad, de las conversaciones, de las decisiones?
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