Filósofo de cabecera de la Iglesia
Santo Tomás de Aquino ·
El gran teólogo del catolicismo bregó por hacer compatible el pensamiento de Aristóteles con la fe cristianaFraile, sacerdote, teólogo, jurista y filósofo. Todo eso podría haber ilustrado la tarjeta de presentación de Santo Tomás de Aquino, una figura gigante de la ... historia del cristianismo que ha influido como nadie en el magisterio de la Iglesia católica. Lo que no pondría en esa cartulina es que fue un incansable buscador de la verdad y un ejemplo de libertad de espíritu y honradez intelectual. Un símbolo de la mentalidad abierta, como le definió Yves Congar, sólido eclesiólogo y uno de los ideólogos del Concilio Vaticano II.
Entre 2024 y 2025 se conmemoran los 750 años del fallecimiento de fray Tomás (el 7 de febrero de 1274) y los 800 de su nacimiento, efemérides que ha llevado a Vaticano a celebrar un trienio tomista al incluir también el setecientos aniversario de la canonización del religioso dominico (el pasado 18 de julio). Esta es la oportunidad que ha servido al teólogo valenciano Juan José Llamedo González para escribir el libro 'La verdad de Santo Tomás de Aquino' (Editorial San Pablo), en el que profundiza en la vida, la mentalidad y la personalidad del pensador italiano, un retrato del hombre que va más allá del análisis de sus escritos.
El gran filósofo de la Iglesia fue un escritor profundo con un estilo claro y conciso. Y un gran polemista, difícil de refutar. No lo parecía cuando abandonó la abadía de Montecasino, donde su familia, noble y rica, le había dejado al cuidado de su tío, el abad del monasterio. Lo hizo para estudiar en la Universidad de Nápoles, donde nació su vocación dominica, y más tarde en París y Colonia, pese a la oposición de sus padres, que le mantuvieron encerrado en un calabozo del castillo de Roccasecca, muy cerca de Aquino. Fue su maestro fray Alberto Magno quien le descubrió: «Vosotros llamáis a éste buey mudo (mote que se puso porque era corpulento y reservado, de largos silencios), pero yo os aseguro que dará muchos mugidos con su saber que resonarán por el mundo entero».
Y así fue. Magno le convenció en la necesidad de profundizar en Aristóteles, el filósofo de la razón, cuyos escritos se estaban redescubriendo en Occidente. No lo tuvo fácil porque en algunos ambientes académicos se mostraba resistencia al pensamiento pagano del autor griego, construido dos siglos antes de Cristo. A los 32 años era ya maestro en la Cátedra de Teología de La Sorbona y mantenía vivos y encendidos debates con sus adversarios, celosos al ver cómo sus alumnos se mostraban entusiasmado con sus clases, en una aulas llenas a rebosar. Estaban ante una figura con unas dotes intelectuales extraordinarias y un polemista temible.
Santo Tomás estudió a fondo la obra de Aristóteles y los libros de quienes la analizaron. Una de sus grandes aportaciones en ese campo fue mostrar que razón y fe, como dos instrumentos del conocimiento, no sólo son compatibles en una armonía natural, sino que, además, ello constituye una cuestión esencial para superar dogmatismos y fundamentalismos. Una lección importante para superar los temores de una parte de la Iglesia, encerrada en su caparazón cultural con un miedo atávico al diálogo con la modernidad, a subirse a los púlpitos seculares. «Tomás cristianizó a Aristóteles», sentenció Umberto Eco.
Entre 2024 y 2025 se conmemoran los 750 años de su muerte y los 800 de su nacimiento
La 'Suma Teológica'
A Santo Tomás se lo rifaban papas y emperadores, deseosos de contar con su enseñanza escolástica y su teología sistemática, con su conocimiento y sabiduría en definitiva. Fue consejero personal del rey Luis IX de Francia y de Carlos I en Nápoles. Y asesoró en cuestiones teológicas y morales a los pontífices Alejandro IV, Urbano IV y Gregorio IX, en una época de disputas entre distintas corrientes y de celebración de concilios. Siempre le quedó tiempo para escribir y ahí están obras monumentales como su 'Suma Teológica' y su 'Suma contra Gentiles', demás de opúsculos muy importantes como 'Tratado del gobierno de los príncipes'.
En 1567 fue declarado Doctor de la Iglesia, un título que se otorga a algunos santos en razón de su erudición y conocimiento como eminentes maestros de la fe para los fieles de todos los tiempos. Seguidores de su doctrina han sido santos ilustres así como teólogos de primera línea que han recomendado sus obras. Continúa siendo una referencia para los papas mas contemporáneos por cuanto documentos pontificios y episcopales vuelven de manera constante a su doctrina como referencia y modelo de pensamiento. Desde León XIII, que le declaró patrón de las universidades y escuelas católicas, a Francisco, pasando por Pablo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI, aunque este último era más agustiniano que tomista.
Tomás de Aquino se enfrentó a las grandes preguntas de su época y muchas de sus respuestas tienen hoy una gran actualidad. Estableció criterios para distinguir entre el bien y el mal, identificó los valores humanos y morales que son esenciales para el desarrollo de una democracia sana y promulgó la defensa de los derechos universales del hombre y el valor absoluto de su dignidad, como antídoto contra el totalitarismo en la acción política. Sin olvidar la ética económica, que tiene mucho que ver con la justicia y la filosofía moral.
Encerrado y tentado por una prostituta
La familia de Tomás de Aquino utilizó todas las artimañas posibles para disuadirle de que tomara el hábito de los seguidores de Santo Domingo de Guzmán puestro que, dada su alta cuna, estaba llamado a ostentar un gran cargo eclesiástico. Su madre ordenó a sus hermanos que le secuestraran y lo encerraran, primero en el torreón de Monte San Giovanni y después en una inhóspita torre del castillo familiar de Roccasecca. El aislamiento y las provocaciones refuerzan su intención de ser dominico. Juan José Llamedo relata estos episodios en su libro. La última bala de la familia para resquebrajar su voluntad fue enviarle a una prostituta, una mujer muy guapa que va desnuda. La tentación de la carne para un joven de 19 años. Aquino se resiste, coge de la chimenea nea un trozo de madera encendido y exige a la chica que termine con aquella farsa. La mujer huye y pronto es liberado.
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