La filosofía y la coherencia vivida
Manuel Sacristán Luzón. Su obra editorial, magisterio universitario y militancia política han inspirado a generaciones de pensadoresy activistas
Aunque no especialmente célebre en España, la figura de Manuel Sacristán Luzón es esencial para comprender el desarrollo de la filosofía (no solo la marxista) ... y la historia de un momento concreto del país: la segunda mitad del siglo XX. La relación de cineastas, escritores, místicos, pintores y poetas españoles a lo largo del tiempo es envidiable, pero no ocurre lo mismo en el campo de la filosofía. Por eso desconcierta y sorprende que no se reivindique con empecinamiento, la estatura intelectual de uno de sus más insignes pensadores, el mencionado Sacristán, estudiante de Derecho y Filosofía en la Universidad de Barcelona y de lógica matemática y filosofía de la ciencia en Münster, traductor de Antonio Gramsci, Willard Van Orman Quine, Mario Bunge, Karl Marx, Friedrich Engels, etc.; luchador antifranquista desde actitudes y posturas comunistas democráticas (PSUC-PCE) durante más de dos décadas; copartícipe de la creación del Sindicato Democrático de Estudiantes de la Universidad de Barcelona; impulsor, creador y participante en diferentes publicaciones periódicas de carácter político-cultural (Qvadrante, Cuadernos de Cultura Catalana, Nuevos Horizontes, Laye, Materiales, Mientras Tanto); editor y traductor para diferentes editoriales; crítico opositor contra la URSS y el Pacto de Varsovia en la Primavera de Praga; activista antinuclear en los años 70 y 80 del pasado siglo; defensor del ecologismo y del feminismo; contestatario detractor del estalinismo; pacifista y antimilitarista; etc. y ya en el campo docente, enérgico batallador en la pugna de los profesores no numerarios (él lo fue en las Facultades de Filosofía y Letras -Fundamentos de Filosofía- y Económicas -Metodología de las Ciencias- de la Universidad de Barcelona, antes de conseguir la Cátedra de Metodología de las Ciencias Sociales en la misma Universidad) y de los de secundaria y elemento activo en la creación de la federación de enseñanza de Comisiones Obreras.
El filósofo madrileño, nacido el 5 de septiembre de 1925 y cuyo centenario se celebra con numerosos actos y actividades, es uno de los grandes filósofos españoles del siglo XX, una de las cúspides del marxismo español, europeo e iberoamericano y una de las máximas e influyentes figuras de la izquierda hispanohablante del siglo XX, que reflexionó y teorizó sobre campos del saber como la lógica, la filosofía de la ciencia, la traducción y la teoría y militancia política. Inquebrantable y coherente, estuvo siempre comprometido con la sociedad de su tiempo y ello define una obra empapada de teoría marxista en cuya tradición incidió de forma inmisericorde y en la que se reflejaba la acción política de su tiempo, a la par que un pensamiento propio elaborado para enfrentarse a la sociedad que le tocó vivir.
Pensamiento plasmado en una colosal obra teórica, a la par que fragmentaria por su intencionalidad política, la dura vida en la clandestinidad y la represión académica, en un conjunto de escritos con los que abrió el pensamiento marxista a la realidad que se modelaba en los años posteriores a la II Guerra Mundial y contribuyó a difundir en España las principales corrientes del pensamiento europeo, desde el existencialismo al marxismo y desde la filosofía analítica a las últimas orientaciones de la filosofía y de la historia de la ciencia. La intensa actividad intelectual y la lucha política definen al gran filósofo español plasmada en sus dos principales escritos: 'Las ideas gnoseológicas de Heidegger' (1959) e 'Introducción a la lógica y al análisis formal' (1964), en numerosos artículos y textos breves recopilados póstumamente en varios volúmenes de 'Panfletos y materiales' (1983-1985), en los prólogos, textos sobre la universidad, clases y conferencias de un marxista acerado, crítico, erudito, inteligente y sagaz.
Crítico con su propia tradición
Manuel Sacristán fue uno de los pioneros en nuestro país en campos muy poco cultivados entonces en España, los de la lógica formal y la filosofía de la ciencia. Marxista intensamente cientificista, no sistemático y crítico con su propia tradición, generó un pensamiento original en el que atisbamos paisajes renovados del marxismo. Imprescindible; multidisciplinar; fuertemente pertrechado de cultura, epistemología y racionalidad; de gran rigor intelectual, apasionado de la verdad y la erudición, sus aportaciones a las ideas y nociones de dialéctica y práctica configuraron un marxismo crítico y nada dogmático asentado en unos amplios y dilatados conocimientos de lógica, epistemología e historia de las ideas que nunca se alineó con las corrientes del marxismo de la época.
De escritura y lectura difícil, argumentada, sobria y rigurosa, la figura del marxista español se define por su rigor intelectual y compromiso ético, por la fusión de la teorización científica, la ética y los valores, por la coherencia vital en una sociedad efervescente, por reafirmar la filosofía al revivirla críticamente, por sacar a la luz lo diferente y desenmascarar «el infierno de lo igual», por reivindicar la filosofía de los olvidados, de los relegados, de los perdidos y, en definitiva, por poner en cuestión la interpretación del marxismo como ensueño quimérico que malinterpretó el origen, el diagnóstico y la respuesta a los problemas que genera el capitalismo.
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