Así empezó todo
La Feria del Libro y Disco Vasco de Durango fue una creación de la Asociación Gerediaga en 1965 y su oportunidad y desarrollo en el ... tiempo hacen de ella uno de los pilares de la difusión y aliento de la cultura vasca hasta el presente. La Azoka nace al arrimo de un momento particular en la vida del País Vasco, en aquella década creadora, justo cuando aparecen signos de recuperación como el 'Quousque tandem' de Jorge Oteiza (1963) o el poemario 'Harri eta Herri' (1964), de Gabriel Aresti. Fue Aresti uno de los primeros apoyos que recibió Gerediaga en aquel compromiso cuyo propósito era ofrecerse como lugar de encuentro de los productores y creadores de la cultura, como una feria popular al aire libre en los soportales de la iglesia de Santa María. También en 1963 se celebró en Bilbao el I Festival de la Canción Vasca, una promoción de la editora Cinsa y Radio Popular en la que participaron cantautores, como Xabier Lete, Lourdes Iriondo o el músico Gotzon Aulestia.
La Azoka convocó a dos generaciones de intelectuales vascos. En sus primeras ediciones acuden escritores como Barandiarán, José de Arteche, Miguel Pelay y Antton Valverde, o bertsolaris como Utzapide y Basarri. Pelay recordó cómo en aquellas jornadas aún sonaban algunos desencuentros de la Guerra Civil, pero Durango había nacido para ser lugar de encuentro. A la asociación Gerediaga perteneció Leopoldo Zugaza, promotor de iniciativas, editor y director de la revista cultural que nació en Durango 'Gaiak', y otros jóvenes intelectuales como José Luis Lizundia, Juan San Martín o los Enbeita.
En ese paisaje de encuentros en Durango aparece la imagen de Aresti y Ángel M. Ortiz Alfau en 1972, año en que la UNESCO celebraba el Año Internacional del Libro, fotografía que certifica la comunicación entre las dos orillas de la cultura vasca. A la Feria de Durango le hacen crecer las constantes iniciativas de Gerediaga y el convencimiento del conjunto de la sociedad vasca (instituciones, centros educativos, escritores, músicos, editoriales y, tras 1982, EITB y demás medios de comunicación) del valor del encuentro anual. Hoy es una institución asentada y de horizonte prometedor. El mismo que soñó y por el que trabajó Jon Irazabal, timonel de Gerediaga, fallecido el pasado agosto. Su obra y memoria estará muy presente en la Feria que comienza.
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