La tertulia de Picasso
Borja Ortiz de Gondra se sirve en 'El barbero de Picasso' del pintor exiliado y de su barbero republicano para hacer humor sin tintas negras
Borja Ortiz de Gondra (Bilbao, 1965) se ha tomado aquí un respiro en su rápida y respetada carrera con temas de otro calado político, inflamables. ... Es un cambio de registro relativo porque sigue interesado en intrahistorias, en lo pequeño de lo grande que también era un móvil de su teatro mayor. En 'El barbero de Picasso' sobrevuela la política española, la guerra, el exilio, pero en la medida que en los hechos hubiera vida cotidiana, día a día, amistades, familia. Exiliado tras la derrota de 1939, Picasso vive en el sur de Francia, en la Costa Azul, trabaja y organiza cada año en Vallauris exposiciones de cerámica y alguna corrida de toros. Ha vivido la Segunda Gran Guerra y en el largo destierro hay tiempo de ocio, amistades, e intereses. En la obra aparecen con Picasso el barbero republicano Eugenio Arias, la segunda esposa y musa del pintor Jacqueline Roque, y Valdés, militante comunista. Picasso pudo pagarse un barbero a domicilio, pero no hubiera habido tertulia, ni comedia.
Ortiz de Gondra hace comedia del tema, humor sin tintas negras y con ese objetivo: alejar, allanar, evocar y no olvidar pero a distancia. La rivalidad Ordóñez/Dominguín como que fuera el mayor problema, y hasta el himno del partido cantado sin euforia. Suenan compases del pasodoble 'España cañí'. La popular melodía de Pascual Marquina reúne épica, lírica, tararí taurino, y así marca el tono.
Dirige el cineasta y guionista Chiqui Carabante y consigue unos segundos hilarantes al alzarse el telón, con Antonio Molero transistor en mano en busca de cobertura, hecho un Sherlock Holmes de las ondas. La calva del gran Pepe Viyuela es tan picassiana como la de Picasso. Esa tónica jocosa y visual se mantiene a lo largo de una función que sabe a poco, pero con atractivo para conseguir un Arriaga repleto.
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