Ágatha Christie sonríe de nuevo

Escenario minimalista ambientado con música de Orestes Gas, y un despliegue de textos de transición y proyecciones gráficas en pantallazos de David González, con ilustraciones de Irune Aguirreazaldegui al carboncillo y aguatinta con ritmos cambiantes según la tensión narrativa. Fernando Bernués desgrana situaciones con habilidad. Fernando Guillén Cuervo es el abogado, en un elenco en múltiples papeles: Marcos Marín, Nerea Mazo…, y un Adolfo Fernández que evoca algo del barroquismo del histórico filme. Los giros y efectismos de sopetón llegan en el último tramo y mantienen la esencia del original con oficio.

Habla de lo humano, se oye un solemne 'del alma humana'. Bordea temas como la toxicidad en pareja, la manipulación, la traición, la voracidad de la 'prensa buitre' o los límites de la 'verdad judicial'. Es una obra aplaudida de la fecunda Ágatha Christie cuya fotografía animada saluda irónica antes de empezar en su homenaje como autora atractiva aún. Lleno.