Un rechazo expreso
Sin rodeos ·
Salvando las distancias, la foto de la gran soprano Maria Müller con Hitler no es tan diferente de las que muestran a Netrebko y Gergiev con Putin
Nadie se hace antisemita leyendo a Céline, ni tampoco cómplice de la brutalidad medieval de Putin escuchando a la Netrebko o a una sinfónica bajo ... la dirección de Gergiev. Pero los hechos cuentan, las proximidades delatan y las actitudes enseñan. Aquella foto de Céline posando satisfecho en París ante un Instituto de Cuestiones Judías que abogaba por combatir o eliminar en la Francia ocupada toda influencia israelita no fue sino la imagen de un literato tan notable, como partidario de un imaginario racista y antisemita que fundamentó poco después la solución final y el exterminio. Salvando las distancias, la foto de la gran soprano wagneriana Maria Müller sonriendo con Hitler en 1939 no es tan diferente de esas otras en las que Netrebko y Gergiev se muestran orgullosos de posar con Putin, el gran líder de una Rusia renovada que con el tiempo nos ha devuelto a una crueldad bélica medieval que asedia ciudades, bombardea a los civiles e impone el totalitarismo. Seguramente defender la democracia y la civilización no es imponer a todo artista o creador cultural el deber de abjurar de los sátrapas, ni tampoco empujar su libertad de expresión hacia postulados convenientes. No, pero cuando se quiebra el derecho internacional, se viola la democracia y hasta se cuartea sin piedad la moral y el sentimiento humanitario, entonces no hay más remedio que tomar distancias y ser claro y preciso.
Puede haber errores de cálculo, como el del germanófilo Thomas Mann cuando en 1914 influyó en la resolución conservadora que después dio alas al triunfo del nacional-socialismo. Sí, pero vistas ahora las circunstancias en el rumbo cruel de Putin, a Gergiev no se le puede por menos que pedir un rechazo expreso del dictador al que apoyó cuando invadió y se anexionó Crimea en 2014, un entremés suculento para su galopante atrocidad. Porque las evasivas ya suenan tan falsas como cómplices las medias tintas de una izquierda radical española pillada en los brazos del horror. El rechazo de hoy es, sin duda, el compromiso con la libertad del mañana.
Arte
Patrimonio y mercado
El remate por 4,2 millones de euros logrado esta semana por un pequeño retrato atribuido a Velázquez en una subasta de Madrid vuelve a poner de manifiesto la difícil convivencia entre una legislación que busca evitar los expolios de nuestro patrimonio artístico, la debilidad de un mercado español del arte que no alcanza los niveles de precios de otros países y el efecto que todo ello produce en las cotizaciones internacionales de la pintura antigua española. Como en otras ocasiones, este retrato había sido declarado inexportable, algo que obligaba a realizar su venta en el mercado español y que además permitía al Estado un derecho preferente de compra. Naturalmente, sin esas limitaciones el cuadro hubiera alcanzado un precio mucho mayor en el mercado internacional. Entonces, ¿cómo conciliar la protección del patrimonio con los legítimos intereses de los propietarios privados? Esta es la cuestión, sí.
Moda
Chanel y Picasso
La revisión de las influencias entre la moda y el arte va a tener este año en España su cita fundamental en octubre en el Museo Thyssen de Madrid, donde ya se anuncia la exposición 'Picasso y Chanel'. Será una muestra dedicada a las relaciones personales entre ambos y a sus colaboraciones profesionales, sustanciadas entre otras en la aportación del pintor al montaje de la 'Antígona' (1922) de Cocteau y al ballet de Diaghilev 'Le Train Bleu' (1924). En efecto, si la producción de Cocteau fue un hito por la vanguardia de los vestidos de lana de Chanel y las máscaras realizadas por Picasso, Diaghilev también incorporó a un ballet que combinaba el movimiento acrobático, la sátira de una época y la pantomima el telón diseñado por Picasso, los estilismos deportivos y liberadores de Chanel y los decorados de Henri Laurens. La muestra del Thyssen no solo se centrará en esas dos colaboraciones, sino también en lo retratos de la primera mujer de Picasso -la bailarina Olga Khokhlova, que fue clienta de Chanel- y en la eventual influencia del cubismo en las creaciones de esta última.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
