La cuadratura del cuadrado
En 'Inmaduros', Carlos Sobera es Alfi, un publicista que vive solo, sólo con su asistente 'Alexa' a modo de agenda parlante o de mayordomo virtual. ... A su vez Ángel Pardo es el amigo Fideo, siquiatra, recién separado tras 25 años de matrimonio. Alfi acoge en casa al afligido Fideo a ver si le alivia la melancolía. Hay truco: todos los miércoles se da a la lujuria y recibe amiguitas de carne y hueso. De cada una de las cuatro visitadoras fijas discontinuas, la comedia hace un patrón costumbrista. Hablan del amor, del roce, de soledad y fidelidades, de estereotipos hombre/mujer.
Juan Luis Iborra es autor y director de teatro, cine y TV, ('Aquí no hay quien viva', 'Los chicos del coro, el musical', 'La que se avecina'), y dirige esta comedia sobre afectos en la cincuentena que llegó el jueves al Teatro Barakaldo. Para trufar el disipado armazón narrativo, Iborra pica en recursos cómicos, del vodevil en algún momento, pero sobre todo del circo del clown y el augusto, del sainete y las carambolas verbales de Muñoz Seca, tropezones de cine mudo, alusiones picantes, y un sentido del chiste mecánico, exagerado en la expresión y en el volumen de las voces. Es la cuadratura del cuadrado, armar un cuadrilátero grande con cuadraditos diferentes cuya suma dificulta la medida del mayor. Un puzle limitado por la aritmética y la geometría.
Sobera aprovecha la plusvalía de la popularidad y la exprime sin salir un minuto de escena, se quita y se pone ropa, baila, es amable o brusco, y compone un super-showman al que no le falta más que cantar, aunque se entrega en todo. Elisa Matilla extrema incansable su comicidad y Ángel Pardo es el perfecto cuitado pardillo, siquiatra poco recomendable pero receptivo a la terapia ajena. Rumboso decorado, equipo conjuntado, acción reloj en mano. Y risa. Lleno.
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