
Un 'Trittico' memorable que va de menos a más
Temporada de la ABAO ·
Chiara Isotton y Carlos Álvarez triunfan en las tres óperas cortas de Puccini, 'Il tabarro', 'Suor Angelica' y 'Gianni Schicchi'Secciones
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Temporada de la ABAO ·
Chiara Isotton y Carlos Álvarez triunfan en las tres óperas cortas de Puccini, 'Il tabarro', 'Suor Angelica' y 'Gianni Schicchi'Nunca se había montado 'Il trittico' en la temporada de la ABAO y la hazaña se ha consumado felizmente. Así da gusto celebrar el centenario ... de Puccini (1858-1924). Anoche se vivió una velada memorable, que fue de menos a más, con aciertos y algunos desatinos vocales. No es nada fácil gestionar tres óperas cortas con 38 personajes (repartidos entre 29 cantantes) y tramas tan dispares. El compositor de Lucca concibió 'Il tabarro', 'Suor Angelica' y 'Gianni Schicchi' como una experiencia que espanta, conmueve y termina entre risas. Empieza a orillas del Sena, con un triángulo amoroso en un ambiente proletario, para luego pasar a un convento de la Toscana, donde una madre soltera que ha tomado los hábitos se suicida al conocer la muerte de su hijo, y acaba en la habitación de un palacete florentino donde todo gira en torno a un cadáver y la futura herencia. ¿Quién da más?
Son tres piezas con nexos muy potentes: el engaño y la muerte. Cada ópera ronda los 60 minutos y el tiempo pasó volando. El esfuerzo de todo el reparto y un montaje muy funcional de Paco Azorín, que ambienta las historias al término de la II Guerra Mundial, sortearon a velocidad de crucero los escollos. La batuta de Pedro Halffter –siempre atento al detalle y las transiciones– hilvanó con destreza el verismo obrero, decadente y criminal de 'Il tabarro', el misticismo masoquista de 'Suor Angelica' y la comedia cínica de 'Gianni Schicchi'. La Sinfónica de Navarra no flaqueó ante una partitura opulenta y plena de matices.
Nadie perdió el resuello y menos que nadie Carlos Álvarez (que hizo doblete en 'Il tabarro' y 'Gianni Schicchi') y Chiara Isotton ('Suor Angelica'). Fueron los triunfadores de la velada. El barítono hizo gala de un fraseo patricio y un instinto teatral certero, aunque en ocasiones vocalmente estuviera al límite, lo mismo en 'Il tabarro' como el capitán de barco Michele, hombre derrotado, consumido por los celos y criminal, que como Gianni Schicchi, un estafador dicharachero y seductor que siempre se sale con la suya. Quien estuvo irreprochable fue la soprano Chiara Isotton como Suor Angelica, una joven de la nobleza recluida en un convento para 'expiar' su maternidad fuera del matrimonio. Lejos del histrionismo y la mojigatería, la suya fue una interpretación imponente.
En esta producción de la ABAO, se simplifica la puesta en escena al situar las tres óperas en 1945, con una estética tenebrosa que se va aligerando a medida que avanza la función. El melodrama ('Il tabarro'), la tragedia ('Suor Angelica') y la farsa ('Gianni Schicchi') no se ajustan a la ambientación original de los argumentos, que arranca en 1900, salta al siglo XVII y retrocede a 1299, pero la licencia no es ningún sacrilegio. El montaje de Paco Azorín es inteligente, pese a que no empiece con buen pie. Las estampas de la Torre Eiffel, aunque sean en blanco y negro, se hacen cargantes y desentonan como telón de fondo de 'll tabarro', una ópera que suena a desesperación y fatalismo. Está bien traído, por contra, el niño que actúa como hilo conductor, jugando con imágenes vinculadas con la ciudad o el recinto donde se desarrolla la acción, que enseguida se amplían y entran a formar parte del decorado. Es una presencia constante al principio de cada una de las tres óperas. Otro chavalín, su mellizo, canta en la última parte de 'Il trittico' unas pocas palabras: «E qui che viene! Gianni Schicchi!».
Se nota que los dos chiquillos (Noah y Nikola Capilla, hijos de Ainhoa Barredo, regidora de la ABAO) tienen tablas. No incordian el enfoque unitario ni los pequeños como intermediarios entre la ficción y el público. Es un recurso sugerente que no violenta la partitura ni los argumentos. Y menos mal, porque hay mucho que ver y escuchar en la obra de Puccini. Nada más empezar, no solo se airean en 'Il tabarro' las miserias de los barqueros y trabajadores portuarios del Sena, sino que la música se arrima a Stravinsky y Schoënberg, sin renunciar a la naturaleza expresiva y melódica. Nada falta, nada sobra. Tiene cabida tanto el impresionismo para delinear las neblinas del Sena como el aria 'Se tu sapessi', que sirve para honrar a un gato –literalmente, no es metáfora– y suena rotunda y exótica en la voz de la mezzo Ana Ibarra, metida en el papel de Frugola, mujer del estibador Talpa (el bajo Stefano Palatchi, creíble en gesto y acentos).
Menos acertada fue la pareja de amantes, Giorgetta y Luigi, en la interpretación de la soprano Ángeles Blancas y el tenor Marco Berti. Demasiado estentóreos y faltos de matices, hasta el punto de que retumbaron de la misma manera los dúos de amor ('O Luigi! Luigi!') y el resentimiento de clase oprimida que sufre él ('Hai ben ragione'). Como actores, sí ofrecieron una versión sensible y descarnada de una mujer que busca huir de su vida (casada con Michele, un capitán al que ya no ama) y de un estibador que odia la esclavitud de su trabajo. Ahora bien, lo mejor de 'Il tabarro' fue Carlos Álvarez en el rol de Michele, hundido y brutal, que tiene la última palabra: acometió 'Nulla! Silenzio!' con furia espeluznante, poco antes de apuñalar a Luigi, envolverlo en el manto que solía abrigar al niño que perdieron él y Giorgetta y mostrárselo a ella como si fuera un despojo.
Tras ese final, 'Suor Angelica' se presenta como un remanso de paz. Mera apariencia. Las campanas y el 'Ave Maria' dan paso a las reconvenciones y castigos de la hermana celadora (la mezzo Anna Gomà, una intérprete total) y la maestra de las novicias (la veterana y todoterreno mezzo Itxaro Mentxaka). No todo es amor en el convento, pese a que la monja Genoveva (la soprano Naroa Intxausti, que ojalá se prodigue en la ABAO) echa de menos a sus ovejas y celebra la luz del sol con 'O sorelle, sorelle'. La coreografía y plataforma giratoria funcionan con lógica y ritmo.
Se realza lo necesario la llegada de la princesa, tía de Suor Angelica, que abre las puertas del infierno. Es una mujer terrible (un acorde de trompas la pinta a la perfección) que pide a su sobrina que renuncie a los derechos sucesorios y, al verse acorralada por las preguntas de la joven, le revela que su hijo ha muerto. Es un personaje para una voz muy grave (contralto) que debe sonar inhumano y telúrico. Algo que una soprano como Karita Mattila, una figura admiradísima sin nada que demostrar, no consigue pese a su empaque y elegancia. Eso sí, todo pasa a un segundo plano al escuchar a Chiara Isotton en 'Senza mamma, o bimbo, tu sei morto', antes de suicidarse y apelar a la Virgen para que le permita reunirse con su hijo en el paraíso. Las trompetas con sordina, el coro, el órgano, los dos pianos... apuntan a lo inefable y dejan interrogantes. O no. Cada uno es libre de pensar –y creer– lo que quiera.
El colofón y representación más redonda escénica y vocalmente llegan con Gianni Schicchi, un pillo que se hace pasar por un hombre agonizante (cuando en realidad ya ha muerto) para falsificar el testamento a petición de la familia. Bulle la actividad con diez cantantes en escena. El cadáver lo encarna el director artístico de la ABAO, Cesidio Niño, en un alarde de compromiso y trabajo en equipo. Todos actúan como aves carroñeras, también los enamorados Lauretta y Rinuccio (la soprano Sofía Esparza y el tenor Ioan Hotea, con un canto de exquisita factura), que cuentan con arias luminosas como 'O mio babbino caro' y 'Firenze è come un albero fiorito'.
El fraude es el aire que se respira, con el tema musical de los llantos y lamentos en continuo cambio y distorsión. La interpretación de Carlos Álvarez bascula entre la bufonería, lo perverso y lo elegíaco. En 'Prima un avvertimento' recuerda al clan del finado que si las autoridades descubren el delito, les cortarán una mano y marcharán al exilio. Al final, arrebata a la familia sus bienes más preciados y pide un atenuante (aplauso) al público. Lo hizo, dice, por su hija Lauretta (que se quiere casar con Rinuccio, de la familia del muerto) y además los espectadores se han divertido. En la 'Divina Comedia', de Dante, este personaje aparece en el infierno pero aquí todo acaba con una fanfarria. Y una foto que inmortaliza a los más vivales y... al muerto.
'Il tabarro'. Carlos Álvarez, Ángeles Blancas, Marco Berti, Ana Ibarra, Stefano Palatchi, Igor Peral, Josu Cabrero...
'Suor Angelica'. Chiara Isotton, Karita Mattila, Ana Ibarra, Anna Gomà, Itxaro Mentxaka, Naroa Intxausti, Angéline Danel...
'Gianni Schicchi'. Carlos Álvarez, Sofía Esparza, Ioan Hotea, Ana Ibarra, Josu Cabrero, Naroa Intxausti, Isaac Galán...
Coro de Ópera de Bilbao.
Director de escena. Paco Azorín.
Orquesta. Sinfónica de Navarra, con Pedro Halffter al frente.
Producción. ABAO.
Fechas. 26 y 29 de noviembre; 2 de diciembre.
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