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La Pulga y la bertsolari en paralelo

La Pulga y la bertsolari en paralelo

La bailaora Aizkoa Etxebarrieta y la bertsolari Miren Amuriza representaron la coreografía 'Gorria' en el Social Antzokia, dentro de los actos del Euskaraldia

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Sábado, 5 de diciembre 2020, 01:57

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Dentro de la programación del Euskaraldia, en el Teatro Social de Basauri se albergó la coreografía 'Gorria', patrocinada hasta por el gobierno central y representada mano a mano por la bertsolari Miren Amuriza (de Berriz, de caserío) y la bailaora Aizkoa Etxebarrieta, alias La Pulga (de Vitoria). Ambas rechazan la etiqueta de mestizaje o fusión para su show, y es lo que ofrecen no es lo que se puede imaginar: una flamenca danzando al son de una bertsolari en vez de un cantaor de atrás. No, ambos campos no están del todo integrados en 'Gorria', sino que cursan paralelos a lo largo de 9 números que duraron 54 minutos este viernes y que tuvieron como aparente lideresa a Miren, quien sentada en el taburete y pendiente del atril llevó la voz cantante también para explicar el repertorio.

'Gorria' (o sea rojo como la vida y la muerte, los riesgos y las prohibiciones, las cargas ideológicas, las vergüenzas, los deseos, según insinúa la promoción) es una voluntariosa y ambiciosa apuesta que también tiene su gracia, aunque La Pulga debería mejorar la técnica de su zapateado (o al menos no empezar en frío con uno) y atemperar un tanto el temple, y Amuriza debería mejorar la técnica de su respiración, o es que quizá estaba muy nerviosa. Pero en verdad cuadrar las alegrías en euskera seguramente sea un imposible.

Miren Amuriza llevó la voz cantante.
Miren Amuriza llevó la voz cantante. CARLOS Gª AZPIAZU

Con textos de filiación progre (desde el evidente feminismo hasta la poca simpatía por los policías con uniforme negro y casco rojo), sobre un escenario sobrio pero bien ordenado y escasamente iluminado, y con el acompañamiento musical grabado, enlatado (lo cual remarcó la sensación de que ambas evolucionaran en paralelo), el racial entusiasmo de la bailarina contrastó con el canto melódico y meditado (estos bertsos no estuvieron improvisados) de Amuriza a lo largo de un show levemente irregular que tocó fondo con las citadas alegrías y que estuvo tan bien ordenado que reservó lo mejor para el final: las coplas con pellizco de La Pulga y el adiós con baile a lo Carmen Amaya, palmas por tangos pedidas al respetable que las dio con tino todo el tiempo, y Miren Amuriza revelando duende al enumerar a mujeres como Las Vulpess, La Terremoto, Maurizia, Violeta Parra, Nina Simone, Janis Joplin, Ginger Rogers (con Fred Astaire), la Uma Thurman de 'Kill Bill', la propia Carmen Amaya, La Macanita y las también peliculeras Thelma y Louise, entre otras.

Y en el medio del escalafón quedarían los martinetes inaugurales con Miren nerviosa y La Pulga calentando, la seguiriya que en la voz nos remitió a una Maite Larburu aflamencada, el recuerdo de las pruebas de bueyes de la niñez de Miren, o los dos números en solitario de cada una de ellas: uno a capella adaptando a Lorca al euskera y que resonó a folk aunque la vizcaína lo presentó vinculándolo a Camarón (en esta también se le notó nerviosa), y otro de baile solitario de La Pulga, que salió con su segunda indumentaria, con falda, para jugar con la mímica moderna, poner poses jadeantes a lo Kukai y raspar el suelo con el zapato, una banalidad que recientemente hemos visto hacer a bailaoras como Ana Morales y Leonor Leal.

Al salir del Social, dijo Azpiazu: «Ha estado mejor que lo de ayer de Kukai en el Arriaga, que apenas bailaron». Bueno: Kukai se encuentran muy por encima, aunque se estén dejando llevar por los modernismos, la afectación y la trascendencia.

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