Los primeros festivaleros ya acampan en Kobetamendi

Entre quienes han estrenado el recinto están Marina e Isa, que llegan desde Mallorca y se han convertido en las primeras en entrar. «Venimos desde muy lejos, y montar tienda era un rollo. Esto nos lo da todo hecho y encima está bien de precio», cuentan sobre su elección del glamping. Cogieron las entradas en diciembre, animadas por unos amigos que al final no han venido. «Nos hablaron muy bien del BBK… ¡y se rajaron!», se ríen. Para ellas, el objetivo es ver a Judeline, Pablopablo, Nathy Peluso y Rusowsky. Entre sus imprescindibles destacan zapatos cómodos, papel higiénico, un frontal... y la duda de si podrán cargar el móvil.

Desde Barcelona ha llegado Luis, otro de los veteranos del festival, que acude por tercer año consecutivo junto a su hermano. «El año pasado el último día nos quedamos en el camping, nos lo pasamos mejor aquí que en los conciertos», recuerda. De hecho, conocieron a tanta gente que hoy comparte piso con una chica que conocieron entonces. «Ya somos familia». Aunque reconoce que este año el cartel le interesa menos, asegura que se dejará llevar: «Pulp, Kylie Minogue, Judeline… y cuando no sabes qué hacer, te subes al Basoa». Por comodidad, también ha optado por el glamping, que reservó por 210 euros con desayuno incluido.

Para Raúl, Lluvia y Adrián, el BBK Live es también sinónimo de reencuentro. Vienen desde Madrid y Valladolid, y ya repiten tras haberlo vivido hace tres años. «Nos lo pasamos genial. Aquí el camping está en la montaña, es diferente, tiene su encanto», dicen. Sus imprescindibles: tienda, nevera y antimosquitos. Este año el cartel les ha «salido redondo», con nombres como Nathy Peluso, Bad Gyal, Damiano y Kylie Minogue entre sus favoritos.

También desde Madrid han llegado Laura y Amaia, arrastradas por tradición familiar. «Mi hermano lleva viniendo cuatro años y me ha liado», bromea una de ellas. Valoran el entorno y la escala del evento: «Es más íntimo que el Mad Cool, por ejemplo. No hay artistas tan, tan grandes, y se está más a gusto». Entre sus básicos: una manta, una nevera y «muchos ahorros para lo que pueda pasar». Su plan para la tarde incluye turismo por la ría, mientras el tiempo lo permita. «Aquí se respira, en Madrid no se puede estar del calor».

Mientras tanto, Kobetamendi empieza a tomar forma con tiendas de campaña, mochilas y nervios previos. Aunque aún no hay mucha afluencia, los primeros en llegar ya calientan motores. Lo fuerte comienza el jueves, pero la emoción –como siempre en el BBK Live– ya se siente entre pinos, pendientes y reencuentros.