Una ovación a Philip Glass abre en Bilbao el homenaje a los talentos de la ciencia y el arte
Casi 900 personas acudieron ayer al concierto previo a la entrega de los galardones de la Fundación BBVA
La armonía entre música y ciencia brindó ayer en Bilbao un concierto doblemente especial, por la concentración de talento en el escenario y en el patio de butacas. No es fácil reunir en una misma sala a algunas de las mentes más brillantes del mundo en materias tan diversas como economía, biología, tecnologías de la información y lucha contra el cambio climático, sin olvidar la música. Philip Glass fue el gran protagonista de la velada previa a la entrega de los premios Fronteras del Conocimiento en su XIV edición, la cuarta que tiene como sede la capital vizcaína.
El compositor de Baltimore, galardonado en la modalidad de música y ópera por crear un estilo personal que combina tradiciones culturales de todo el mundo, ha manifestado que se encuentra cansado y no concede entrevistas. Probablemente no esperaba la gran ovación que recibió al término del 'Concierto para violín y orquesta nº 1', una de sus piezas más interpretadas. La estrenó en 1987 en Nueva York y fue su primera incursión a gran escala en la composición orquestal no teatral. El violinista francés Renaud Capuçon transmitió las emociones del autor junto a la Euskadiko Orkestra, cuyo director titular, Robert Treviño, ha trabajado con Glass incluso en estrenos mundiales, como el de su concierto para chelo.
La gente se puso en pie cuando Treviño bajó a buscarle y le hizo subir al escenario, donde recibió una larga ovación y un ramo de flores. Para el maestro texano fue también un momento muy especial. «Desde que tengo diez años, Glass ha sido para mí la referencia de un concepto profundamente americano, de inventiva y de un coraje inmenso para crear algo completamente nuevo. Para mí es un héroe», aseguraba poco antes del concierto.
'Una sinfonía alpina', el último de los poemas sinfónicos de Richard Strauss, completó el programa de un evento privado al que acudieron casi 900 invitados, 300 más que en la doble edición del año pasado -en 2020, los premios no se pudieron entregar por la pandemia-, en la que todavía eran obligatorias las mascarillas y la distancia de seguridad.
La cita con el arte y el conocimiento congregó en el auditorio del Palacio Euskalduna a una amplia representación de la sociedad y la comunidad científica vascas y a personalidades que se desplazaron para la ocasión. La presidenta del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Rosa Menéndez, y el de la Fundación BBVA, Carlos Torres Vila, dieron la bienvenida a los premiados junto al alcalde, Juan Mari Aburto, el director de la Fundación BBVA, Rafael Pardo, el consejero de Cultura, Bingen Zupiria, y la diputada foral de Empleo, Inclusión Social e Igualdad, Teresa Laespada.
Científicos y compositores
Las autoridades posaron con doce de los catorce galardonados, ya que el matemático Charles Fefferman no ha viajado a Bilbao por motivos de salud y el ingeniero químico Robert Langer no fue al concierto, aunque sí estará hoy en la entrega de premios. Para los protagonistas era el fin de una larga jornada en la que pasaron la mañana concediendo entrevistas, sorprendidos por el interés de la prensa. En la pantalla exterior del Euskalduna donde se suelen anunciar espectáculos se proyectaban imágenes de su trabajo en las universidades de Princeton, Pensilvania y Stanford, entre otros campus, mientras los invitados pisaban la alfombra azul de camino al auditorio.
Además de políticos, empresarios y responsables del mundo académico, entre el público destacaban dos grandes grupos. Los científicos, con el director de la Agencia Estatal de Investigación, Domènec Espriu Climent, y los miembros del jurado, y los artistas, sobre todo compositores como Pedro Halffter, director artístico de la Maestranza.
Para la Euskadiko Orkestra, ser la principal orquesta asociada en este evento supone «un reconocimiento, un reto y un compromiso», apuntó su director general, Oriol Roch. En su concierto de cierre de temporada, rinden homenaje a grandes figuras de proyección internacional. «No es solo una fotografia que nos hacemos, sino un momento inspirador», enfatizaba. En 2016 estuvieron a punto de grabar un disco con obras de Philip Glass, precisamente conciertos para violín, que finalmente se canceló, pero ayer compartieron con él un momento inolvidable.