Opera Garage ofrece el día 21 en el Bilbao Arena una 'Tosca' ambientada en el franquismo
La versión alternativa de la ópera de Puccini se traslada al Madrid de 1966 y la pareja recuerda a Picasso y Ava Gardner
Tras su éxito en Burgos, llega al Bilbao Arena la nueva producción de Opera Garage. Se trata de 'Tosca', cuarto título que la empresa con ... sede en Getxo lanza bajo un prisma 'underground' y alternativo para conquistar nuevos públicos. La adaptación de la obra maestra de Puccini se ofrecerá en una única función, el viernes 21. «Hasta ahora nos hemos limitado a públicos acotados de 300 espectadores. Ahora aspiramos a 500 o más», avanzaba ayer la productora ejecutiva Macarena Bergareche junto a su socio, el director de escena Emiliano Suárez. El espectáculo cuenta con el apoyo de Bilbao Ekintza, la agencia de desarrollo local del Ayuntamiento que ha decidido abrir las puertas del recinto deportivo de Miribilla a las actividades culturales de pequeño formato.
Tras la experiencia de 'La Bohème', 'Lucia di Lammermoor' y 'Rigoletto', dan el salto al Bilbao Arena sin perder sus señas de identidad. No solo ofrecen entradas a precios asequibles (entre 28 y 50 euros en taquilla), sino que una vez más reducen el acompañamiento a un piano y han dado una vuelta de tuerca a la trama original. El argumento se traslada de la Roma de 1800, oprimida por el yugo de María Carolina de Austria, hermana de María Antonieta, al Madrid gobernado por Carlos Arias Navarro que ejerció como alcalde entre 1965 y 1973. «Es una traslación hecha desde el sentido común», subraya Emiliano Suárez, que cuenta con su mujer, Carola Baleztena, como responsable del vestuario.
La reubicación de la trama implica cambios de calado: el pintor bonapartista Mario Cavaradossi (el tenor Antoni Lliteres), ateo, volteriano y republicano, aparece como un trasunto de Picasso, con bermudas y camiseta a rayas, mientras que Tosca (la soprano Laura del Río), que se gana la vida como cantante y es una devota católica, más preocupada de su arte que de los enfrentamientos entre bonapartistas y realistas, se transforma en una 'vamp' con un aire a la gran Ava Gardner. El tercero en discordia, el barón Scarpia (el barítono Manuel Mas), jefe de la policía secreta de Roma y maníaco sexual, se transmuta por exigencias del guion en un jerarca de los 'grises, es decir, de la Policía Armada del franquismo.
Con tantas modificaciones, el arranque de la ópera ya no puede ser, por tanto, la huida de Cesare Angelotti, el excónsul de la República romana (1798-1799), que fue estado satélite de Francia. «Nosotros nos situamos en los barrios de Vallecas, Villaverde, Orcasitas y Entrevías, devastados por unos aguaceros en 1966. Eso también es un hecho histórico. Allí llegaron los cuerpos de seguridad y servicios de limpieza por orden de Arias Navarro. En esa zona se ubican estudios de artistas que no comparten los ideales del régimen. Ahí arranca nuestra versión», desvela Suárez que, entre otras cosas, usa como elemento de atrezzo un cuadro de Miguel Caravaca, de estética picassiana, y alfombra el escenario con decenas de portadas de EL CORREO que datan de 1966.
Ejecuciones, tortura y suicidio
Las alusiones a Napoleón y la batalla de Marengo entre franceses y austriacos, que resultan clave en el devenir de la ópera de Puccini, carecen de sentido en esta adaptación pero a estas alturas del siglo XXI parece que no importa demasiado. Los espectadores están acostumbrados a estas alteraciones. La obra de Puccini se ha ambientado lo mismo en el desierto de Judea que en la Roma fascista de Mussolini sin perder su esencia. Ahora se suma la dictadura franquista de la mano de Emiliano Suárez, que se ha esmerado en respetar el ritmo de thriller y dosificar las emociones y brutalidad. Pocas óperas hay más truculentas que 'Tosca'. La acción transcurre en un lapso de menos de 24 horas y no deja títere con cabeza. Se fusila, se apuñala, se tortura y no falta un intento de violación y un suicidio.
Lógico que los tres protagonistas mueran de forma violenta. Eso sí, musicalmente es una ópera muy vigorizante, con una partitura que va al grano desde el primer compás. En esta adaptación la música se ofrece con cortes y el coro del Te Deum se reconvierte en un cuarteto. Se trata de una interpretación sucinta y contundente. «Apenas habremos suprimido 20 minutos«, aclara Suárez. El pianista José Ramón Martín Díaz, que contará con amplificación, arropará a los cantantes durante hora y media, y no habrá respiro. El objetivo es rendir tributo a una ópera estrenada hace 125 años que nunca deja de sorprender.
Un tándem empresarial con olfato fino para tomar decisiones
Los espectáculos de Opera Garage han llegado a más de 18.000 espectadores en 10 ciudades, lo mismo en Santander que en Pamplona o Menorca. Los promotores de la empresa, Emiliano Suárez y Macarena Bergareche, llevan siete años apostando por escenarios insólitos como aulas de mecánica, antiguas carpinterías, o naves portuarias y han fichado a más de 40 cantantes del calibre de Celso Albelo, José Luis Sola, Ruth Iniesta y Leonor Bonilla. Los promotores de Opera Garage se lanzaron en 2018, con la osadía de quienes no tienen nada que perder, porque imaginación y recursos no les faltaban.
Ambos tienen vocación emprendedora y un olfato muy fino para tomar decisiones. Todo empezó cuando Emiliano Suárez, con motivo de una exposición fotográfica, tuvo oportunidad de pasearse por la segunda planta del antiguo Garaje San Mamés. Descubrió posibilidades escénicas y acústicas en el viejo edificio industrial que nadie había imaginado. Se empeñó en montar allí un par de funciones de 'La Bohème' en versión 'underground'. Ya entonces el nieto del fundador de la prestigiosa firma joyera Suárez estaba decidido a seguir cultivando su vena artística. Durante 15 años había trabajado en el negocio familiar como director de marketing pero había llegado el momento de montar algo propio.
Sin dejar el puesto en el Consejo de Familia de la empresa Suárez, se alió con su amiga Macarena Bergareche y ha terminado callando muchas bocas. El año pasado debutó en la temporada de la ABAO con la ópera bufa 'Don Pasquale', de Donizetti, y ha llegado al mundo de la lírica para quedarse.
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