Una afición muy pucciniana, un título no demasiado frecuente en los coliseos españoles, una producción nueva que también conmemora el centenario del autor y una ... versión completa, el tríptico como obra única, tal y como la concibió para su representación el propio compositor. Cierto que el estreno de 'Il trittico' como segundo título de la temporada de ABAO tiene su riesgo comercial -también lo tuvo en 1918 cuando se estrenó en Nueva York, aunque entonces se alegó que 'Suor Anglica' era demasiada sentimental y católica o 'Il tabarro' indigestamente moderna-, pero la altura compositiva de Puccini, la calidad musical de una obra que incorpora las nuevas corrientes, la potencia del discurso teatral y la obligación de divulgación lírica justifican con creces su estreno en Bilbao. Un estreno costoso en lo económico -a la postre tres óperas en una, tres escenografías y 29 cantantes en escena-, cuyo resultado en taquilla -más allá de los abonos- afectará al objetivo de ingresos y al cumplimiento de presupuesto de la temporada.
En todo caso, este tríptico verista, de ritmo lento, compendio o conjunto sublime de suspense, de tragedia y de comedia, ofrece atractivos evidentes. Primero, sí, el gran reflejo operístico de las expresiones humanas, de las que Puccini es un notable alquimista que convierte en musicalidad sublime la pasión y el dolor. Después, tensión dramática y hasta liviana comedia pura, humana también, con arias como 'O mio babbino caro' o la desgarradora 'Senza Mamma'. Y finalmente, no es poco, la oportunidad que brinda la presencia de tantos cantantes de conocer valores emergentes. Eso sí, habrá que ver si la producción que dirige Paco Azorín respeta el sentido verista original, contrario al idealismo, ya que su montaje se inspira en el neorrealismo de la posguerra y en un discurso sobre las miserias humanas, del que puede surgir la tentación del tópico idealista.
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