«Mi mujer es psicoanalista pero nunca me ha tratado como paciente»
A punto de cumplir 92 años, sigue en activo «porque la pensión no me daría para pagar las facturas y, además, me encanta lo que hago»
Héctor Alterio tiene 91 años y no se olvida de nada. Ni de lo bueno ni de lo malo. Ha visto mucho y quiere seguir ... aprendiendo. No le basta tener 150 películas y 50 obras de teatro a sus espaldas. Acaba de estrenar el filme 'Nora', de Lara Izagirre, y esta semana ha participado en el Festival de Úbeda en un homenaje a Astor Piazzolla, el mayor que se le ha rendido en Europa al compositor argentino en el centenario de su nacimiento. Y le llena de orgullo saber que el espectáculo 'Como hace 3.000 años', un tributo al poeta León Felipe, sigue de gira por toda España.
- Permítame adelantarme y desearle un feliz cumpleaños.
- Muchas gracias, cómo pasa el tiempo. El martes, ay, cumplo 29.
- Ya, ya. Y algunos meses más.
- Je, je, déle usted la vuelta. Son 92.
- Bendita genética. Yo temía que fuera a tener problemas de oído.
- Los tengo, los tengo. Estoy aprendiendo a leer los labios.
- No exagere. Ahora estamos hablando por teléfono y me oye perfectamente.
- Bueno, quizás no tanto.
- En serio. Se conserva usted muy bien. Seguro que la ropa de hace 40 años le sigue valiendo.
- Sí, sobre todo los pantalones. Pero ni se me ocurre ponérmelos. Se han quedado antiguos.
- Pues a usted le he visto yo siempre planta de cantante de tango. Con pañuelo al cuello y sombrero, habría arrasado.
- Me habría encantado. Siempre me ha gustado la música y el tango, en particular. Hacía muy buenas imitaciones. Con 12 años ya era el entretenedor del barrio.
- ¿No cree que en España lo tenemos un poco encasilllado en papeles serios?
- Eran las ofertas que me llegaban. ¿Qué podía hacer yo? La gente siempre tiende a colgar etiquetas. Sucede en todos los órdenes de la vida. Ahora no voy a salir disfrazado para divertir a la gente. Hace tiempo que esa faceta la dejo para la familia y amigos.
- ¿Qué tal lleva la pandemia?
- Como todo el mundo. Cuidándome por mí y por los demás.
- Haber estado amenazado de muerte por la Triple A, un grupo de ultraderecha argentino, le habrá endurecido. Usted no se angustiará fácilmente ni por un virus ni por nada.
- Son circunstancias distintas. Aquello me obligó a quedarme en España de la noche a la mañana. Traerme a mi mujer, a mis hijos... Yo tenía 45 años. Estaba apegado a mi país, a mis amigos y mi mundo. Fue muy repentino. Y el miedo era diferente.
- ¿Sabe que muchos jóvenes argentinos piensan que la Triple A es una vacuna?
- Lo sé, lo sé.
- Qué rápido se olvida, ¿verdad?
- A veces, sí. A veces, no. Depende de cómo te hayan afectado las cosas. Siempre es así.
- A usted no le falla la memoria.
- No. Últimamente me acuerdo mucho del barrio de mi infancia. Todos los días recorro sus calles y saludo a sus vecinos. Si tuviera que pedir un último deseo, sería ese. ¡Volver a visitarlo!
- Como sobrino del legendario portero Eduardo Alterio, jugaría bien al fútbol.
- No, era torpe. Pero me gusta, me gusta mucho. El Chacarita continúa siendo el equipo de mis amores.
«El respeto a la gente, la obligación de no defraudar motiva mucho. ¡Debes salir cada noche como si fuera la primera!»
- Hablando de amor...
- ¿Sí?
- ¿Se considera afortunado?
- Mucho. Cada vez que extiendo la mano, incluso en las noches más oscuras y tristes, ella está ahí. Esa certeza lo es todo en mi vida. Lita (Ángela Bacaicoa) es psicoanalista y una persona maravillosa.
- ¿Cuántas veces lo ha psicoanalizado?
- Ninguna.
- ¿En serio?
- Nunca sentí la necesidad de psicoanalizarme. Otra cosa es que lo haya hecho sin que yo me diera cuenta.
- Parece conocerse muy bien.
- Es lo que tiene llevar muchos años conmigo mismo.
- ¿Qué le mueve a seguir trabajando?
- En parte las facturas. Si me jubilara, me quedaría una pensión muy pequeña... Por eso sigo y, además, me encanta lo que hago.
- ¿Y el calor del público?
- Eso es fundamental para un artista. Te da vida. El respeto a la gente, la obligación de no defraudar te motiva mucho. Aunque hayas repetido el papel más de 200 veces, tienes que salir cada noche como si fuera la primera.
- Qué lejos ha llegado el crío que trabajaba como dependiente en farmacia, aprendiz de herrero, obrero textil... ¿Ha cumplido con todos sus sueños?
- Ah, querida. Los sueños, sueños son.
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