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elena sierra
Martes, 15 de junio 2021, 00:12
Lo que iba a ser un simple acto de presentación -doble, eso sí: de un libro y de un disco- terminó ayer convertido en un ... homenaje con todas las letras a la labor de los traductores. Ese papel fundamental que hacen quienes traducen al volcar al euskera lo que se crea en otras lenguas y al llevar a esos otros idiomas lo que se hace en este es una tarea tan importante para una cultura pequeña en número de 'consumidores' como la euskaldun, reconocía el consejero de Cultura y Política Lingüística, Bingen Zupiria, que hace falta valorarla como es debido. Y se hizo ayer, a mediodía, en la sede de Euskaltzaindia en la Plaza Nueva de Bilbao, aprovechando que se presentaba al público el trabajo del carmelita Luis Baraiazarra sobre la obra de San Juan de la Cruz.
Todos los textos del poeta místico del XVI están ya a disposición de los lectores en euskera en un solo volumen. Y no en cualquier traducción: Baraiazarra ha respetado no solo el espíritu original, el significado, las referencias, sino hasta la métrica de los poemas. Otras traducciones anteriores (de Gaztelu, de Orixe, de Lino Akesolo y de Santi Onaindia, enumeraba este artesano de la traducción) no habían seguido este camino. Él empezó de cero y lo hizo optando por mantener, por ejemplo, la combinación de versos heptasílabos y endecasílabos de las liras de 'Subida-Noche', 'Cántico espiritual' y 'Llama de amor viva'; y, además, de hacer que rimen en los mismos versos que en el original.
Un trabajo similar hizo Baraiazarra con la obra de santa Teresa de Jesús, y por ello estuvo a punto de ganar el Premio Nacional de Traducción en 2016. Bueno, de hecho, lo ganó. Pero luego se lo quitaron porque por entonces trasladar al euskera un texto en castellano no contaba, según las bases del galardón. En ambos casos, el autor ha conseguido «euskaldunizar, convertir las aguas castellanas en vascas, traerlas a nuestras aguas, a nuestros moldes», explicaba. Y darle a la literatura en euskera un nuevo título de los clásicos universales, uno «sobre el mundo interior, sobre la psicología, sobre los fenómenos que ocurren en el interior, sobre el amor de Dios»… y sobre el amor humano, en definitiva.
El homenaje a la labor de los traductores se completó ayer con el reconocimiento a la de los cantantes, los músicos. Porque Gontzal Mendibil presentaba el disco en el que recoge trece de los poemas, romances y coplas del libro musicados, aprovechando esas «aguas vascas» (esos ritmos o sonoridades) logrados por Baraiazarra. Tanto la diputada de Euskera, Cultura y Deporte, Lorea Bilbao, como el consejero Zupiria señalaron la capacidad de los cantantes de acercar al gran público una obra que tal vez de otra manera no se atrevería a conocer.
«El de Luis es un trabajo para quitarse el sombrero», dijo Mendibil, que añadió que estas piezas le emocionan. El «famoso» 'Vivo sin vivir en mí' se lee y suena ya como 'Neugan bizi gabe biziz' gracias a la colaboración de los dos. Una muestra más de que el euskera es una herramienta para comunicarse como cualquier otra lengua, en palabras de Andres Urrutia. El presidente de la Academia quiso destacar, de paso, «que el euskera estándar, sin despreciar los dialectos, es lo que necesitamos para que este pequeño idioma y cultura sea lo más grande que puede ser».
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