María Moliner, más allá del diccionario
Andrés Neuman novela en 'Hasta que empieza a brillar' la vida de una pionera depurada por el franquismo y que desafió a la RAE con una proeza
Escribir un diccionario de dos tomos y 3.000 páginas elaborando miles y miles de fichas de papel en el salón de casa y en horas libres durante 16 años. Una tarea titánica esta que dio a luz al 'Diccionario de uso del español', que sin embargo nadie conoce por ese nombre, sino por el de su autora, María Moliner, bibliotecaria, filóloga y lexicógrafa (1900-1981), cuya vida y obra disecciona con precisión Andrés Neuman (Buenos Aires, 1977) en 'Hasta que empieza a brillar', una preciosa biografía novelada que arroja luz sobre una intelectual que ha sido en parte eclipsada por el éxito de su propio diccionario.
Esta obra no fue en ningún caso la única proeza de la fructífera vida de Moliner, de quien sin embargo solo se recuerdan los últimos años, mientras que sobre su infancia y juventud había muchas sombras que aclarar. Es lo que ha tratado de hacer el escritor hispano-argentino en un libro que ve la luz coincidiendo con el 125 aniversario del nacimiento de la autora aragonesa. «Ha sido una coincidencia incidental, llevaba trabajando en este proyecto al menos desde 2016», aclara a EL CORREO Neuman, que en su etapa como estudiante de Filología y Lingüística se enamoró del diccionario Moliner «por su precisión y su afecto» hacia las palabras. «Al mismo tiempo, fui desarrollando una especie de curiosidad por esta especie de invisibilidad legendaria del resto de su vida».
Y ahí entra en juego este libro, que desentraña las peripecias vitales de Moliner desde su infancia, que pronto se torció con la ausencia de un padre y los problemas económicos, pese a que pudo estudiar a trompicones en la cuasi mítica Institución Libre de Enseñanza. «Es una vida de obstáculos muy representativos de la época en que vive. Tuvo que ponerse a trabajar desde niña y no paró hasta jubilarse a los 70 años. Fue de las primeras funcionarias de carrera que se sacaron las oposiciones al cuerpo de archivos y bibliotecas. Pero también, cosa que a mí me sorprendió, la primera profesora de la historia de la Universidad de Murcia, donde vivió un tiempo», enumera Neuman.
Con la llegada de la República, y afincada en Valencia con su marido, el físico Fernando Ramón, y cuatro hijos pequeños, se hizo cargo de las misiones pedagógicas que consistían en articular y gestionar bibliotecas en los pequeños pueblos y zonas rurales de la provincia. «Lo que Lorca hacía con el teatro, que era llevarlo a los pueblos de todo el país, María Moliner lo hizo con los libros en las bibliotecas rurales», explica el escritor, que se expresa con pasión y admiración mientras relata los hitos de la vida de Moliner.
Todo esto se truncó, como muchos otros proyectos y esperanzas, con la victoria del bando franquista y su consecuente represión a modo de cárcel, fusilamientos, exilio y, en el caso de Moliner y su familia, depuración y castigo civil. Y, pese a todo, lograron salir adelante con esa resiliencia tan característica de la posguerra. «Si no te exiliabas o no te fusilaban, cosa que ocurrió con muchas de sus amistades, de algún modo tenías que apañártelas. En la novela ocupa un papel importante el personaje de Dámaso Alonso, que es un ejemplo muy representativo, porque su formación poética y sus simpatías intelectuales estaban con la República, y sin embargo, terminó dirigiendo la RAE».
Reconocimiento y castigo
Pese a la estrecha amistad entre Alonso y Moliner, esta última nunca llegó a ingresar en la RAE, aunque sí fue la primera mujer en ser propuesta formalmente. «La RAE la reconoció y la castigó. Fue la candidata formal más célebre y significativa de la historia, pero tuvo al mismo tiempo una enorme oposición interna, siendo rechazada en la votación final en 1973. Evidentemente, ser una mujer era un gran obstáculo en la época, pero hubo otro elemento que a mí me parece también interesante y divertido: no la rechazaron por subestimar su diccionario, sino porque muchos académicos lo leyeron tan bien que se sintieron ofendidos y cuestionados. Ella contestó en su obra sistemáticamente al diccionario de la RAE y le enmendó la plana casi palabra por palabra». Un desafío que le costó su rechazo en la institución pero del que, con la perspectiva de la Historia, salió indudablemente victoriosa.