Fallece Luis Gasca, un erudito entre la viñeta y el fotograma
Fue autor de importantes libros sobre cómic y director del Festival de Cine de San Sebastián, donde estrenó en 1977 'La guerra de las galaxias'
La cultura en su expresión más popular se vistió ayer de luto para despedir al exdirector del Festival de Cine de San Sebastián y erudito ... sin par en el ámbito del cómic y el séptimo arte Luis Gasca, fallecido a los 87 años. Gasca, que estuvo al frente del certamen donostiarra en dos etapas convulsas -en 1977 y entre 1981 y 1983-, es autor de numerosas publicaciones y estudios sobre el cómic y el cine de serie B y, sobre todo, infatigable coleccionista de tebeos, publicaciones y todo tipo de documentos improbables en torno al mundo de la viñeta y del fotograma. Como director del Zinemaldia consiguió una proeza: traer a San Sebastián en 1977 el estreno europeo de 'La guerra de las galaxias', aun cuando George Lucas se resistía porque pensaba que los festivales eran para películas sesudas.
Nacido en San Sebastián en 1933, pasó las últimas semanas de su vida hospitalizado por una grave enfermedad y entregado al menos a una de sus grandes pasiones: la lectura. «He tenido una buena vida, estoy contento. He viajado por todo el mundo y he tenido la oportunidad de conocer a mucha gente. Me voy tranquilo, con la sensación de que he hecho todo lo que tenía que hacer e incluso más», comentó en una de las conversaciones que mantuvo tras su hospitalización.
Con Resnais y Umberto Eco
Se puede decir que Gasca fue un género en sí mismo. Pionero en el estudio del cómic como un arte digno de ser tenido en consideración, en ese ámbito lo fue todo e hizo de todo. A lo largo de su vida acumuló una fastuosa colección de álbumes que en 2011, tras siete años de negociaciones, vendió a la Diputación de Gipuzkoa. Esos fondos, de un valor incalculable, forman ahora el Komikigune del Koldo Mitxelena: en total, 8.000 documentos originales y 60.000 dossieres conforman una de las colecciones más completas de Europa.
Licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y con estudios en los más diversos campos, Gasca pronto despuntó como especialista en el ámbito de la cultura popular y, si se quiere, del 'pulp'. Junto a Alain Resnais, Umberto Eco, Romano Calisi, Francis Lacassin, Jacques Lob y Rino Albertarelli, fundó en 1965 el Salone Internazionale dei Comics de Bordighera (Italia) y ya en 1966 publicó el estudio 'Tebeo y cultura de masas', cuando esta disciplina artística apenas concitaba el interés de los gurús culturales. Un año después fundó 'Cuto', revista pionera en España en el mundo de las historietas.
Comisario de medio centenar de exposiciones sobre cine y cómic, fan del creador de 'The Spirit' Will Eisner, desdeñaba las ahora tan de moda megaproducciones cinematográficas sobre los superhéroes nacidos en las tiras de los periódicos de los años 30 y 40. «Me aburren. Cualquier serial de los años 30 tenía más creatividad. Ahora a los héroes les cambian los trajes sin ninguna razón. Los hacen más ñoños, además de políticamente correctos».
Su infatigable pasión deja títulos como 'El erotismo en el cine'. 'La pintura en el cómic', 'El discurso del cómic', 'Diccionario de onomatopeyas del cómic' y 'El universo fantástico del cómic', entre otros.
El estudioso que descubrió a Eguillor y trajo a Mari Aguirre a EL CORREO
Luis Gasca tuvo en los años sesenta una sección sobre cómic en la edición del domingo de EL CORREO. Juan Carlos Eguillor había publicado alguna cosa, pero fue él quien le dio la oportunidad de desarrollar por primera vez un personaje, May (luego Mari) Aguirre, con el que el dibujante debutó en este periódico en abril de 1968, dentro de un artículo en el que Gasca descubría un Bilbao pop. Eguillor tenía unos veinte años.
«Era un chaval rebosante de proyectos, distinto, único, indomable. Desde el principio fue únicamente eguilloriano», relataba en El CORREO el pasado marzo, en un artículo que conmemoraba los diez años de la muerte del creador de Miss Martiartu. Fue Gasca quien estuvo al cuidado del legado de Eguillor en el Koldo Mitxelena de San Sebastián, tratando de organizar las casi infinitas cajas que dejó el artista.
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