La exdirectora del CNIO María Blasco y su pareja acosan a una crítica de arte en ARCO: «Lo vas a pagar»
El detonante fue un artículo en el que Marisol Salanova censuraba la gestión de Blasco en el centro y el desvío de fondos para investigar contra el cáncer a la compra de obras de arte
L. G.
Viernes, 7 de marzo 2025, 12:17
La crítica de arte Marisol Salanova fue acosada el miércoles por la tarde en su visita a ARCO por la exdirectora del CNIO (Centro Nacional ... de Investigaciones Oncológicas) María Blasco y su pareja, la fotógrafa y periodista Ruth Toledano. ¿El motivo? El artículo publicado en ABC el 28 de diciembre de 2024 en el que Salanova criticaba la gestión de CNIO Arte y el desvío de fondos para investigar contra el cáncer a la compra de obras de arte.
Era el primer día de ARCO, que se celebra en IFEMA. Tras acceder al pabellón, la crítica de arte se topó con un galerista. Y, según su relato, se paró a saludarle. Su sorpresa vino de la mujer que la acompañaba. La agarró del brazo derecho y le espetó: «Yo no te voy a dar dos besos porque eres una hija de puta». Quien pronunció esas desagradables palabras era Ruth Toledano. «Soy la pareja de María Blasco, te metiste con ella, perdió el CNIO y lo vas a pagar», añadió, ante la mirada atónita de los presentes.
Miembros del equipo de seguridad se acercaron para separarla de Salanova, sacaron a Toledano del pabellón y a la primera la llevaron a un stand cercano para poner fin a la situación. «Me quedé blanca», ha reconocido la propia acosada.
El detontante de esta escena es, al parecer, un artículo escrito por Marisol Salanova en el que afirmaba que a la ya exdirectora del CNIO se le había «caído la máscara por la falta de productividad, la dispersión de sus actividades y el gasto desmedido». Se refería a las irregularidades que llevaron el pasado mes de enero al cese de María Blasco al frente del organismo. Los 15 patronos del centro, presidido por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, decidieron su salida del centro «por unanimidad», así como la del director gerente, Juan Arroyo.
Con esta decisión se puso punto final a una dirección del centro de 14 años en los que el CNIO alcanzó cotas de prestigio a nivel internacional que se fueron degradando. El organismo ha pasado de estar por encima del puesto 25 de los mejores centros de investigación españoles en el campo de Salud y Biomedicina en 2015 a caer por debajo del 35 en 2023, según Nature Index. El deterioro se explica por la salida, en algunos casos a la fuerza, de sus investigadores de renombre y la falta de medios para realizar sus trabajos. Una crisis silenciosa hasta que a mediados de diciembre estalló. Una investigación de ABC reveló partidas de dinero destinadas a una actividad no ligada a la lucha contra el cáncer: CNIO Arte. Semanas más tarde se añadieron denuncias contra Blasco por presunto acoso laboral. Hechos, todos ellos, negados por la señalada en varias comparecencias. «Yo sí soy víctima de una campaña de acoso, bulos y desinformación», llegó a afirmar. Blasco anunció días después la presentación de varias denuncias ante la Fiscalía.
«Limpiar su imagen»
Pese a que personal de seguridad atajó el acoso que sufrió en ARCO la crítica cultural, la cosa no quedó ahí. Según ha relatado en ABC, Mientras estaba ojeando un libro en la zona de ArsLibris, se le acercaron María Blasco, Ruth Toledano y la artista Sandra Paula Fernández. Los responsables del stand en el que se había parado, del CENDEAC, , extrañados por la escena, preguntaron qué ocurría. La crítica se lo contó. En ese momento habían llegado los Reyes a la feria y la seguridad se concentraba en la otra punta del pabellón.
En esta ocasión fue la artista Sandra Paula Fernández quien se acercó a Marisol Salanova para que fuera a hablar con Toledano, a lo que esta última se negó. Al parecer, le dijeron que estaba a tiempo de «arreglar las cosas» si rectificaba su artículo y ayudaba «a limpiar la imagen» de Blasco. De lo contrario, según el relato de la crítica de arte, le harían «la vida imposible». Ella pidió que la dejaran tranquila: «¿Pero qué os pasa? No me toques. ¡Dejadme de una vez!».
Varios editores salieron en su defensa. Incluso le aseguraron que si presentaba una denuncia, testificarían a su favor. Una persona llegó incluso a grabar imágenes de lo ocurrido. Finalmente, las tres involucradas desistieron en su acoso, pero la crítica de arte optó por marcharse. Eso sí, tuvo que ser escoltada hasta el taxi.
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