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Ni como se dijo una estructura bicéfala -responsable de programación cultural y responsable de control presupuestario y contratación-, ni tampoco un proceso de selección público ... y abierto. Por supuesto, el Gobierno municipal tiene toda la legitimación para proceder al respecto como estime conveniente, si bien este nuevo paso en la Alhóndiga no hace sino acrecentar la confusión sobre un centro público que al menos en teoría se denominaba de 'Sociedad y Cultura Contemporánea'.
En efecto, Azkuna Zentroa es hoy un centro multidisciplinar que desarrolla diferentes actividades, algunas de las cuales nada tienen que ver con la cultura contemporánea -gimnasio, piscinas, cafeterías, espacios comerciales, etc…-, con lo cual tiene sentido la designación de un responsable con un perfil puro de gestión. Ahora bien, y al margen del proyecto TUMO -que es, por así decirlo, un inquilino aparte que va a desarrollar un proyecto derivado de la colaboración público-privada-, la Alhóndiga también tiene la necesidad de restablecer una cierta coherencia en su oferta de una cultura emergente, es decir, como foco de creación y pensamiento atento a las expresiones de la contemporaneidad, un segmento fundamental en cualquier ciudad europea y moderna.
Quizás esto se pueda sustanciar de forma coordinada con BilboArte, pero subordinar su gestión a otro centro de producción artística municipal o limitar su iniciativa en ese campo a un programador sin demasiada capacidad de maniobra no solo degrada una buena parte de la filosofía original de la Alhóndiga, sino que además incrementa su extraña y negativa condición de centro 'tutti frutti'.
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