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Protesta contra la actuación de Anna Netrebko en Berlín. Hannibal Hanschke
Sin rodeos

Boicot cultural: entre la razón y el linchamiento

Domingo, 27 de julio 2025, 00:41

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El boicot o la cancelación cultural es siempre un recurso comprometido, a veces justo y necesario, otras desmedido o abusivo e incluso en muchos casos ... mangoneado por alguna ideología tajante y extremista. Viene esto a cuento de la cancelación en Italia del concierto que iba a dirigir en Caserta Valery Gergiev, el director ruso que une a su prestigio el respaldo a Putin y a la agenda imperialista del Kremlin. Naturalmente, la protesta por la vuelta a los escenarios europeos de algunas figuras rusas pro-Kremlin tiene sentido. Porque no es lo mismo un artista que se pronuncia en público contra una invasión o una guerra que ya dura más de tres años, que otro cuyo silencio le convierte en cómplice de Putin. Véase el caso de la soprano Anna Netrebko, defensora de Putin antes de la invasión de Ucrania, pero después crítica al condenar la guerra. Es probable que su regreso a los escenarios europeos el próximo septiembre en la 'Tosca' de la Royal Opera House de Londres siga generando alguna suspicacia, aunque su posición personal ante Putin no es la misma que la de Gergiev. Pero el problema general de las cancelaciones es que derivan de un llamamiento a la condena y al ostracismo del señalado que suele ser masivo y escasamente matizado. Véase el sorprendente caso de hace unos años, cuando se pretendía que el boicot a lo ruso alcanzara también a la música de Tchaikovsky.

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