La otra ampliación
Pues sí, la verdad es que resulta pertinente aludir en la presentación del nuevo espacio digital del Bellas Artes a su «otra ampliación». Porque, al ... fin y al cabo, los nuevos ecosistemas digitales de los museos se han convertido en un instrumento fundamental para trascender las barreras geográficas, los límites de la visita física, propiciando un acceso total para la investigación, ampliando la accesibilidad a un público global, facilitando también una interacción con todo tipo de visitantes y también divulgando con mayor amplitud sus colecciones y sus archivos.
Una 'ampliación' necesaria que ya ha sido abordada y desarrollada por los grandes museos occidentales, en paralelo con las nuevas demandas del consumo cultural. Véase en lo más cercano, por ejemplo, la categoría gratuita del Museo Guggenheim en su comunidad digital con más de 190.000 seguidores o los 1,3 millones de 'followers' con los que cuenta el Museo del Prado en su aplicación de Instagram. La nueva plataforma del Bellas Artes está bien definida, incluye sin limitación su patrimonio artístico y su fondo documental, tiene un fácil acceso, una adecuada 'navegabilidad' por su narrativa visual y textual, pero por ahora solo una incipiente carga de contenidos audiovisuales.
Quizás sea esto último un indicador de que el nuevo espacio digital ha priorizado de momento en su espacio digital la investigación académica, dejando para su desarrollo y crecimiento posterior la extensión necesaria a las visitas virtuales, las narrativas interactivas, los contenidos personalizados y sobre todo el mayor dinamismo de su presencia en las redes sociales. Piénsese en los poco más de 41.000 'followers' que tiene ahora en Instagram o en una cifra inferior en TikTok, dos activos de las redes sociales que son en estos tiempos fundamentales para la difusión cultural, el acceso a amplios públicos y la creación de comunidades digitales.
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