La película que no pudo rodar
Por dos veces intentó Eloy de la Iglesia rodar la película 'Galopa y corta el viento', escrita junto a su guionista habitual, Gonzalo Goicoechea, pero ... finalmente nunca pudo hacerlo. Esta historia de amor entre un militante abertzale y un joven guardia civil de Jaén destinado en Gipuzkoa tras participar en la intentona del 23-F se toparon en 1981 con «el veto administrativo de la UCD» y con lo que Eduardo Buembuena considera «la amenaza directa que ETA dirigió a través de un artículo de opinión publicado bajo seudónimo». Cinco años después, fueron los miembros de «la Comisión del Valoración de proyectos del ICAA -todos hombres- quienes enterraron la mejor película de Eloy porque, según ellos, 'el guion carecía de calidad suficiente para recibir una ayuda inicial sobre proyecto'», explica el historiador.
A continuación, DV reproduce un fragmento del guion de 'Galopa y corta el viento':
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SEC. 53. HABITACIÓN CASERÍO. Int. Noche
Galopa y corta el viento
Patxi le agarra suavemente el rostro con las dos manos. Comienza a besarle los labios. Manolo abandona su rígida posición y se abraza a él. Se besan apasionadamente, como en los finales de película americana. Con el furor del abrazo su tricornio cae al suelo. El ruido que produce rompe toda la magia del instante. Patxi va deshaciendo lentamente el abrazo. Finalmente se separa con cierta tensión. Manolo le mira un tanto confuso. Patxi le devuelve la mirada llena de agresividad.
- Patxi: ¿Cómo es posible que en una circunstancia como esta mientras tus amigos están dando de hostias a mi hermana en vuestros calabozos yo haya tenido los cojones da follar contigo...?
Manolo no sabe qué decir.
- Patxi: ¿Qué? ¿A cuántos has torturado tú?
Manolo se pone tenso.
- Manolo: Venga, Patxi, no digas tonterías... Yo no he torturado nunca a nadie...
- Patxi: ¿Cómo que tú no has torturado nunca a nadie? Pero si es tu oficio; si es para lo que os contratan; si es para lo que os sacan de la mierda en la que estáis; os sacan de las callejuelas donde vais haciendo la carrera como putas y os compran para que hagáis eso.
Manolo se acerca hasta él agresivo.
- Manolo: ¿Qué? ¿Qué pretendes? ¿Qué buscas?... Yo no te voy a consentir...
- Patxi: ¿Cómo que no me vas a consentir? ¿Qué vas a hacer? ¿Torturarme? ¿Denunciarme?
Manolo reprime su indignación. Intenta mostrarse conciliador.
- Manolo: Por favor, Patxi, cálmate... Yo comprendo que estés muy nervioso, pero es mejor que te tranquilices...
Patxi le interrumpe.
- Patxi: A ver, cuéntame, cuéntame... ¿Cómo has visto tú torturar? ¿Qué has visto? ¿Cómo queman los huevos? ¿Cómo cuelgan a la gente del techo hasta que las esposas les desgarran las muñecas? ¿Cómo les meten la cabeza en barriles llenos de mierda hasta casi ahogarlos? ¿Eh?... O lo más habitual, formar un corro de hijos de puta alrededor de un chaval atado y así pasárselo de uno a otro mientras lo van inflando a hostias.... ¿Qué es lo que más te gusta de todo, eh? ¿Cuál te parece el procedimiento mejor?
Patxi habla con grandes gritos, con los ojos inyectados en sangre. Se oyen unos golpes en la puerta y la voz de Alberto que pregunta;
- Alberto (off): ¿Pero qué pasa?
Patxi, con grandes zancadas, va hacia la puerta y la abre. Al otro lado, aparece Alberto. Patxi, sin perder su gesto de locura ni su voz arrebatada, le explica:
- Patxi: ¿No veo? Acabo de follar con un torturador... Mírale... ¿Es guapo, verdad? Un tío realmente bueno… Y ya ves: en vez de seguir de chapero, se le ha ocurrido meterse en esto...
Alberto le interrumpe:
- Alberto: Venga, Patxi.,. No tienes ningún derecho a hablar así...
- Patxi: ¿Cómo no voy a tener derecho...? Ya va siendo hora de que a estos hijos de puta les llamemos por su nombre, aunque antes haya que haberles dado por el culo...
Manolo, con un súbito arrebato, se lanza contra Patxi. Los dos ruedan por el suelo y se enzarzan en una brutal pelea. Alberto les mira horrorizado, sin saber qué hacer. Los cuerpos de Patxi y Manolo ruedan por toda la alcoba, en un continuo forcejeo que, poco a poco, va perdiendo su violencia. Los dos siguen enlazados, sudorosos y doloridos, según va apareciendo la libido en su expresión. Manolo hace girar bruscamente el cuerpo de Patxi, lo tumba bocabajo y él, a horcajadas, se sitúa encima.
- Manolo: Aquí el que da por el culo soy yo.
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