Crítica de 'Bridget Jones: Loca por él' (2024): Nostalgia de un mohín

Así que no extraña que el día de los enamorados de 2025 se haya disfrazado de día de la marmota para traernos la cuarta entrega. 'Bridget Jones: Loca por él' es menos cómica que sus precedentes pero ofrece un cóctel (insípido y peleón) de sentimientos más amplio, que incluye el amor maternal y el duelo. La película juega con la melancolía por Mark Darcy, o sea, Colin Firth (el pobre hace varias apariciones fantasmales para que sepamos que se murió). Aflora la nostalgia. A fin de cuentas, lo más salvable son las intervenciones de Hugh Grant como ligón crepuscular y de Emma Thompson como ginecóloga sincera.

Lástima que los veteranos salgan poco y el grueso de la larga película se base en el mismo eterno mohín de la Zellweger, ahora de madre estresada, y muchas situaciones superficiales, previsibles y mil veces vistas. Más la nueva generación de pretendientes, un improbable yogurín y esa otra opción que encarna Chiwetel Ejiofor. La cosa es tan redundante y carente de chispa que a veces la protagonista dice en off lo que ya vemos que está sintiendo. En fin, que Bridget Jones ha vuelto y a alguien le servirá este pastel de San Valentín de supermercado.