El medio como arte
Pequeña y sugerente muestra la de los 48 carteles de la colección Michelena Usatorre, un tesoro que en el montaje visual define una función y ... combina el recurso publicitario con el plástico, la obra de arte con la promoción de la industria cinematográfica, la historia del cine con la propia evolución de la creación artística, el desarrollo estilístico en el género con las técnicas y los soportes gráficos o, incluso, la iconografía cultural con los cambios en la sociología de las audiencias.
Aciertan los comisarios en la forma de estructurarla, en su selección y en su orden cronológico, puesto que también relacionan en tres simples periodos –el de la renovación estilística, el naturalista y el simbolista que deriva en las nuevas vanguardias desde los años 60– los grandes talentos cartelistas, las estéticas y las identidades visuales que lograron transmitir la esencia de las mejores historias cinematográficas o también la diversificación de las técnicas y las herramientas que garantizaron una difusión masiva.
Con ello, el visitante descubre en su recorrido las influencias que este medio publicitario recibe de las corrientes artísticas, siempre tamizadas por el tratamiento de las imágenes impuestas por las productoras. Surgen así, entre otros, un temprano e innovador Renau de claras marcas constructivistas, el poder hipnótico del José Peris todavía realista, la síntesis simplificadora de Cruz Novillo, la tipografía como elemento narrativo de la imagen en Iván Zulueta, la alta expresividad sintética de Mariné, las potentes combinaciones cromáticas en el pop-kitsch de Juan Gatti para las películas de Pedro Almodóvar…
Imágenes simbólicas y señas de identidad, en definitiva, como memoria del cine y del arte. ¿Desaparecerá este formato en papel con la digitalización de los medios y los nuevos soportes publicitarios? Esperemos que no.
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