Crítica de 'La ciudad perdida' (2022): Aventuras de otro tiempo

Una escritora de novelas románticas en crisis, un héroe que se diría salido de una de sus historias, la pista de fabuloso tesoro y un villano de opereta… Con estos ingredientes, y fuertemente inspirada en los folletines de los años 20, Diane Thomas escribió para Robert Zemeckis el texto de 'Tras el corazón verde', que más que un mapa de referencias para la lectura de 'La ciudad perdida' podría considerarse su principal ascendente por línea directa. No en vano, los hermanos Aaron y Adam Nee no solo clonan su tono, estructura y el perfil de sus protagonistas sino que toman nota de su vuelta de tuerca a los estereotipos del género de aventuras para discutir los nuevos modelos de masculinidad, aunque en sintonía con las maneras de la reciente ola de feminismo blando que la industria ha abrazado para simular una verdadera toma de conciencia.

Formalmente 'La ciudad perdida' está limitada por una puesta en escena ramplona que deja entrever cada secuencia rodada sobre una pantalla verde y todos los retoques cosméticos de su postproducción digital, pero tiene a su favor a una pareja pletórica que se convierte en trío con la fugaz aparición de un Brad Pitt excelente en la interpretación de una parodia de macho alfa. «No juzgues un libro por su portada», repite Channing Tatum, y es el discurso de una película orgullosa de portar el testigo del viejo cine popular.

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