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Mikel Santiago presenta 'El hijo olvidado' en la capital alavesa.
«Vivir de la literatura es casi un milagro»

Entrevista a Mikel Santiago, autor de 'El hijo olvidado'

«Vivir de la literatura es casi un milagro»

Presenta 'El hijo olvidado' el miércoles en el Aula de EL CORREO, donde hablará de las claves que le han convertido en un autor de éxito

Lunes, 26 de febrero 2024, 10:21

«Es una novela muy dinámica que está gustando muchísimo. Es adictiva». De esta manera resume Mikel Santiago (Portugalete, 1975) la sensación que comparten miles de lectores de su última novela, 'El hijo olvidado', uno de los fenómenos editoriales del año. En sus páginas un agente de la Ertzaintza en horas bajas, Aitor Orizaola, conocido como 'Ori', recibe una triste noticia: su sobrino Denis ha sido acusado de asesinato. Esa imputación lleva a que investigue por su cuenta un caso sobre el que planea una maraña de poderes.

Santiago, uno de los grandes exponentes actuales del género negro, protagoniza un encuentro en el Aula de EL CORREO el miércoles 28 de febrero (19.00) en la Casa de Cultura Ignacio Aldecoa. Una cita que cuenta con la colaboración de la editorial Penguin Random House.

- ¿Cuál es la chispa de esta historia?

- Realmente casi se me ocurrió en un momento como ahora, en medio de una 'promo' viajando a algún aeropuerto y apuntando la idea en una libretilla. Con la clásica pregunta, ¿qué pasaría si...? A partir de ahí empecé a tirar del hilo preguntando qué pasaría si eres incriminado y tienes todas las pruebas en contra en un caso de asesinato en el que eres inocente. De responder a todas esas preguntas parte también el trasfondo de esta novela, que es lo que ocurre en el mundo de los policías. Ese es un material que he recogido sobre todo a través de mi participación en la serie documental 'Los siete pecados capitales' (ETB), donde conocí a un montón de expertos.

- En esta serie documental se trataba el caso del falso shaolín, la desaparición de Borja Lázaro... ¿De qué manera las investigaciones desarrolladas influyeron en esta novela?

- Muchísimo. Sobre todo al conocer de primera mano la forma de trabajar y el oficio que tienen los policías en el día a día. Quizá no es tan espectacular como lo que se puede ver en las películas en las que todo se soluciona a base de tiros y grandísimas epifanías deductivas. Pero tienen un trabajo que me resulta igualmente atractivo, original y creativo.

- ¿En qué sentido?

- Por cómo se lo montan para provocar una prueba, para conseguir determinado indicio y propiciar la confesión. En muchas novelas de género se tira más por lo que es la labor forense. Pero ese día a día, ese pequeño oficio y esa investigación forman parte de las herramientas con las que le doto a 'Ori', que no pasa por su mejor momento. De hecho, es un policía que está de baja e investiga la incriminación de su sobrino por su cuenta.

- O sea, que se cumple esa imagen del escritor que queda con un agente para interesarse sobre su labor y documentarse.

- Es muy real. La gente que trabaja en estas cosas tiene mucho que contar y muchas veces participan porque les parece interesante. Cuentan lo que pueden, lógicamente. Para el escritor este material real y muy fiel permite escribir con muchísimo más rigor y autoridad.

- Tras la trilogía de Illumbe, ambientada en la costa vasca, se muda al interior de Bizkaia. ¿Qué tiene el paisaje vasco para conectar tan bien con las emociones de los protagonistas?

- Todo surge de ese contexto y digamos que la elección de los personajes, de sus personalidades, de sus temperamentos, también van acorde. Aquí se presentan estos caminillos del interior de Bizkaia, pero la idea de carreteras de primera, segunda y tercera categoría es global. Hay un montón de lugares y posibilidades para encontronazos, escondites y emboscadas. Además, la costa en esta novela vuelve a tener su importancia, ya que allí se produce una detención y en esa zona donde se concentra una clase social muy pudiente y poderosa cerca de otras más mundanas, por así decirlo, conforma algunos pasajes.

- Este año se estrena la adaptación como serie de 'La última noche en Tremore Beach', con Javier Rey como protagonista. ¿Ha participado de alguna manera en la producción o vendió los derechos y les dejó las manos libres?

- Principalmente, vendí los derechos y leí los guiones. Es una producción de Oriol Paulo, que también es escritor, y creo que ha encontrado el valor cinematográfico a la novela y lo elevará a tope. La base de la historia es muy emocionante y llena de giros, de sorpresas. Sé que es un proyecto estrella de Netflix con siete meses de rodaje para ocho capítulos y el guión promete muchísimo.

- Decía recientemente en una entrevista Eduardo Mendoza que cuando ve sus novelas en el escaparate de una librería cambia de acera. ¿Cómo lleva eso de verlo en todas las tiendas?

- Yo es que no voy mirando ni lo voy buscando. Pero te agrada ver que está ahí porque los libreros también forman una parte fundamental de todo esto. Esta es una profesión muy difícil en la que sostenerse es casi un milagro. Que el libro funcione no nos tiene que arrumbar. Hemos tenido un reparo a nivel artístico sobre que una novela sea superventas, pero es una manera de estabilizarse en esta profesión y de poder seguir escribiendo.

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