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Expertos coinciden en que la falta de lectura tiene consecuencias «preocupantes». E. C.

¿Qué leen nuestros adolescentes?

Los expertos Miren Billelabeitia, Ricardo Arana e Irene Babería debaten en el Aula de EL CORREO sobre sus hábitos de lectura

Jueves, 19 de junio 2025, 02:17

No sólo de literatura específicamente juvenil se nutren los adolescentes. «A partir de tercer curso de la ESO resulta conveniente que lean de todo, no solo aquellos libros dirigidos a ellos, sino también algo de más calado», defiende Miren Billelabeitia, profesora y escritora, Premio Euskadi de Ensayo en euskera en 2023. A ese respecto, menciona títulos como 'De ratones y hombres' de John Steinbeck por su abordaje de cuestiones como la violencia de género; y 'La Odisea', un tratamiento de la mitología con múltiples aventuras. «Son los títulos que yo mandaba a mis alumnos», apunta. Ella es una de las participantes en el coloquio en torno a la lectura de los adolescentes que tendrá lugar hoy, a partir de las 19.00 horas, en la Biblioteca Bidebarrieta. El acto, incluido en el actual ciclo de charlas de EL CORREO, cuenta con el apoyo de BBK.

La charla

  • Debate. Qué y cómo leen los adolescentes.

  • Ponentes. Miren Billelabeitia, profesora, escritora y Premio Euskadi 2023; Ricardo Arana, profesor y analista educativo e Irene Barbería, docente de la Universidad de Deusto.

  • Lugar y hora. Hoy a las 19.00 horas en el Biblioteca Bidebarrieta.

  • Con la colaboración: Fundación BBK.

La experiencia de la docente es, según sus palabras, «muy positiva y gratificante», y señala que, aunque forzosas, siempre ha argumentado y proporcionado argumentos a los estudiantes sobre sus elecciones. «La obligatoriedad no es negativa», defiende. «Obligados empezamos a hacer muchas cosas de las que luego no podemos prescindir». Reconoce que puede haber reticencias al principio, pero, para que luego ellos escojan, «deben contar con cierto bagaje o abanico de intenciones» y señala que los grupos de edad se corresponden con aquellos entre tercero y cuarto de la ESO y Primero de Bachiller, desde los 14 a los 16 años.

La lectura conjunta o previa de los alumnos y los posteriores comentarios en clase, son claves, en su opinión, para conseguir resultados. «Cómo trabajamos con ellos influye en que luego escojan algo de más calidad, que no sea puro entretenimiento y que esté relacionado con aspectos éticos, morales o sociales», apunta. Advierte también de que este es un propósito en el que han de participar maestros, bibliotecarios y familiares.

Los análisis, sin embargo, arrojan resultados nada satisfactorios. «Las conclusiones son terribles», asegura Ricardo Arana, profesor y analista educativo que también participará en el debate. «Se lee poco por gusto y se entiende poco lo que se lee», aduce, al tiempo que añade que la mayoría de los jóvenes vascos presenta un índice muy bajo en el que solo pueden acceder a textos sencillos y establecer inferencias también básicas y muy ligadas a su entorno. El informe PISA sitúa a los alumnos vascos en las categorías inferiores del conjunto español.

La política lingüística y el abrazo irreflexivo a la tecnología son, según explica, la razón de este fracaso. «La escolarización en euskera provoca que los alumnos pasen varios años sin contacto escolar con su primera lengua», denuncia. Alega, asimismo, que la inclusión de los nuevos medios tampoco propicia la lectura. «Compite con ella y le quita espacio -indica-. Están bien para acceder a la información, pero no para leer, entender y reflexionar».

Las consecuencias son muy preocupantes. «Nos encontraremos a muy corto plazo con generaciones incapaces de comprender el texto escrito, dificultades para la comunicación y con problemas enormes en el plano social, económico y político», alerta. Augura en este sentido una sociedad con menor capacidad de decisión y más afín a postulados emocionales que racionales.

«Somos parte del trabajo»

Los alumnos acceden a la enseñanza superior en condiciones poco adecuadas. «Vienen muy poco preparados, cada vez leen menos y escriben peor», lamenta Irene Barbería, profesora y doctora en Lingüística por la Universidad de Deusto, asimismo participante en el encuentro, y añade que llegan a las aulas con escaso desarrollo en la competencia crítica.

Las soluciones no son sencillas. «Nosotros somos parte de trabajo», admite, aunque tampoco se antoja fácil encontrar propuestas adecuadas. «Aprender a leer un texto y proporcionar una opinión general debería ser un objetivo de Secundaria. ¿No se trabaja? Sí, idealmente, pero no, y tenemos que hacerlo. Es decir, enseñar cosas básicas sin bajar el nivel de exigencia».

El auge de la lingüística otorga cierta esperanza a Barbería. «Cuestiones como las formas inclusivas sirven para que hablemos de lengua y comunicación», sostiene.Aboga por potenciar la lectura y escritura como herramientas para el desarrollo personal. «Aprender a expresar nuestras ideas, no sólo profesionalmente, también para adquirir autonomía y autoconciencia».

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