La angustia y deterioro de las relaciones tóxicas

La experta aborda este fenómeno en su último libro, 'Personas tóxicas. Cómo identificarlas y qué hacer para librarse de ellas'. Explicará las claves principales en un nuevo encuentro del Aula de EL CORREO que tendrá lugar hoy, a partir de las 19.30, en el Salón El Carmen de Bilbao. El acto cuenta con la colaboración de la editorial Zenith y la Fundación 'la Caixa', y se repetirá mañana, a la misma hora, en la Casa de Cultura Ignacio Aldecoa de Vitoria.

La protagonista de la charla advierte sobre la pluralidad de conductas que pueden conducir a nexos tóxicos y la gravedad de las repercusiones. «Muchas víctimas llegan a la consulta prácticamente destruidas porque desmontan la autoestima», señala. A su juicio, es preciso reconocer la naturaleza de la situación para no luchar por algo que no funciona. «Pueden ser buenas personas pero te hacen sentir mal, como ocurre con quienes sólo se acuerdan de ti cuando quieren desahogarse. Cuando descubrimos que la relación nos afecta negativamente, lo mejor es tomar distancia».

Los trastornos narcisistas son los más frecuentes entre aquellos que sufren daños en su personalidad y el 70% de los afectados por la patología son hombres. «Ellos siempre están por encima, suelen realizar comentarios de menosprecio y negación con el fin de que dejes de creer en ti», explica y añade que el objetivo es generar inseguridad y dependencia. «Te aíslan y acabas cediéndoles el control de todo, hasta el punto de que hay quien se plantea quitarse la vida».

«Cuando la persona tóxica es un familiar el problema se complica aún más. Porque no queremos romper la relación pero nos hace mal esa condición maltratadora y manipuladora», indica y señala la importancia de reconocer que no mereces esa manera de proceder y de identificar las circunstancias que la explican. «Debemos alejarnos sin cortar el contacto».

El 'ghosting' y el 'love bombing' son algunas manifestaciones del maltrato psicológico, tal como apunta la especialista catalana en su última publicación. El primero de esos fenómenos consiste en desaparecer abruptamente y sin explicación alguna de la vida de alguien y la segunda alude al cortejo en una relación sentimental que finaliza de la misma manera. «Tenemos que entender que no son culpa nuestra, que estas prácticas existen y que hemos de aprender a confiar», alerta.

Estos comportamientos no han surgido en el entorno virtual y ni siquiera son recientes. «Lo que encontramos ahí es una muestra del mundo exterior, un problema que siempre ha existido pero que no se nombra», alega y señala la importancia de asumir la vida en soledad para no caer en servidumbres. Congost también aboga por establecer balances de nuestras relaciones para descubrir su esencia. «Hemos de reflexionar sobre cómo interactuamos, si podemos expresarnos, si les importamos, si nos escuchan o sólo nos hemos acostumbrado».