«Adelina Patti fue la mujer más famosa del siglo XIX»

La atención que concitaba la soprano de raíces italianas Adelina Patti sólo podía ser superada por la que alentaba la reina británica Victoria. «Fue la mujer más famosa del siglo XIX», asegura Reyes Monforte. La escritora presentará hoy en El Aula de EL CORREO su última obra, una biografía novelada de esta excepcional artista que creció en el barrio neoyorquino del Bronx. El acto tendrá lugar en el Salón El Carmen, dará comienzo a las 19.30 y cuenta con el apoyo de la editorial Plaza&Janés y BBK.

El desconocimiento actual de aquella celebridad resulta sorprendente. «Entonces estaba en boca de todos y hoy en la de nadie», lamenta la autora. La soprano, nacida en Madrid durante un concierto de sus padres, también cantantes, llegó a lo más alto. El fenómeno Patti anticipa el de las grandes figuras del 'show business' y sus privilegios. «Llegó a cobrar 5.000 dólares por actuación, medio millón actuales, y, como sucede ahora con los grandes, hizo publicidad de diversos productos como cacao, puros habanos y cremas de belleza que aún se venden en Hispanoamérica».

La repercusión cultural es, asimismo, sorprendente. «Sorolla la pintó, aparece en las novelas 'Ana Karenina' y 'El retrato de Dorian Gray' y el personaje de Carlota en 'El fantasma de la ópera' está inspirado en ella», asegura. Su vida privada fue tan dramática como la de María Callas. La soprano se casó tres veces, la primera de ellas con un noble francés. «Ella quería entrar en la aristocracia francesa y su pretendiente acceder a su inmensa fortuna», explica. El matrimonio finalizó cuando se probó la relación extramarital con un colega. «Su divorcio fue novedoso porque la esposa tuvo que concederle la mitad de las posesiones», señala. Se casó en 1899 con un hombre veintisiete años menor. «Fue todo un escándalo para su época».

Aquella mujer excepcional, descrita en el libro 'La diva' de Monforte, fue una feminista «sin saber que lo era», apunta la autora. Invirtió parte de su riqueza en la adquisición de un castillo en Gales en cuyo interior construyó un teatro. No sólo se ha olvidado su figura, tampoco quedan muchos testimonios de su voz. «Grabó varios discos al final de su carrera, exigiendo que se le pagara más que a Caruso, pero no se han conservado bien», lamenta.

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