La catedral de Burgos exhibe en su interior las polémicas puertas de Antonio López
La presión social y la crítica de los expertos paralizan la instalación del complejo escultórico de bronce en la fachada del templo
El museo catedralicio de Burgos exhibirá hasta el viernes las puertas de bronce diseñadas por Antonio López (Tomelloso, 1936), una obra monumental que ha generado ... uno de los debates patrimoniales más intensos de los últimos tiempos en España. El complejo escultórico, encargado hace seis años para conmemorar el VIII Centenario de la Catedral, se presenta al público gratuitamente hasta el viernes (y entre los días 9 y 19) en el interior del templo. Debido a la presión social y de los expertos, no se han podido instalar en la fachada del templo y quedan salvaguardados los portones del siglo XVIII que estaba previsto eliminar.
Las tres puertas monumentales, que suman ocho toneladas y miden seis metros, han supuesto una inversión de 1,2 millones de euros, financiados en un 87% por el Cabildo Catedralicio y el resto por aportaciones de empresarios locales. La obra se inauguró en la Capilla de los Condestables, antes de su traslado a la de Santiago, en un acto presidido por el arzobispo de Burgos, Mario Iceta, y el propio artista.
El origen del proyecto se remonta a 2019, cuando el Cabildo de la Catedral decidió conmemorar los 800 años de la colocación de la primera piedra del templo gótico con una aportación contemporánea que dialogara con ocho siglos de historia. La elección recayó en Antonio López, uno de los máximos representantes del hiperrealismo español y una de las voces artísticas más respetadas del país. El encargo consistía en la creación de tres puertas de bronce para sustituir las actuales de madera de olmo de finales del siglo XVIII en la fachada de Santa María.
El proyecto se gestó como un tríptico escultórico que bascula entre la pintura y la escultura, dedicado a tres momentos fundamentales de la tradición cristiana: La Creación, La Anunciación y La Encarnación. El artista manchego planteó su obra como una fusión entre lo cotidiano, representado en las dos puertas laterales, y lo sobrenatural, encarnado en un relieve de Dios Padre en la doble hoja de la puerta central.
A pesar de la ilustre autoría, el proyecto comenzó a recibir críticas en 2021, apenas dos años después del encargo y coincidiendo con la celebración del VIII Centenario. La noticia de que las puertas de bronce sustituirían a las originales de madera del siglo XVIII desencadenó una fuerte oposición entre colectivos patrimonialistas, expertos en arquitectura, arte e historia, y sectores de la ciudadanía. Una campaña de recogida de firmas consiguió más de 80.000 apoyos, mientras que un manifiesto contrario a la instalación fue firmado por prestigiosas entidades, entre ellas la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
Intervención de la Unesco
La resistencia alcanzó su punto álgido cuando Icomos, el organismo asesor de la Unesco para temas de patrimonio, emitió un informe desfavorable y recomendó reiteradamente al Cabildo que buscara una ubicación alternativa. La propia Unesco llegó a advertir que la instalación de las puertas en la fachada principal podría poner en riesgo la declaración del templo como Patrimonio de la Humanidad. Ante esta presión, el Cabildo presentó varias alternativas a la Comisión de Patrimonio de la Junta de Castilla y León, que finalmente autorizó la instalación provisional en el interior del templo.
El resultado es que las puertas, concebidas para el exterior, se exhiben en la Capilla de Santiago, donde el público podrá contemplarlas hasta el viernes de forma gratuita, para posteriormente ser accesibles con la entrada general de la catedral. El arzobispo Mario Iceta ha dejado claro que esta ubicación es provisional, aunque por tiempo indefinido, y ha expresado su deseo de que, cuando la sociedad valore su riqueza artística y patrimonial, se pueda realizar un proyecto con una valoración de impacto patrimonial para solicitar a las autoridades su instalación definitiva en la portada de Santa María.
Su destino final, en manos de las autoridades patrimoniales y la valoración ciudadana, determinará si la audacia del Cabildo de Burgos se consolida como un precedente o como una advertencia para futuras intervenciones contemporáneas en el patrimonio histórico.
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