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Mordex, el 'milagro' vasco para no morderse las uñas, cumple 60 años
Nació en una época de 'baby boom' en unos laboratorios de San Sebastián y ahora se produce en Hernani. Su longevidad hace que en una misma familia lo hayan usado padres, hijos y nietos
Morderse las uñas es un hábito muy feo, pero también relativamente frecuente. Tres de cada diez niños de entre 7 y diez años lo tiene. En la adolescencia, este número asciende a casi cinco. La imagen de las manos de quien lo sufre es poco estética: en algunos caso, se muerden hasta las cutículas y se hacen heridas. Por eso, algunos padres y madres acuden a la farmacia en busca de consejo.
«Vienen buscando algún producto que les ayude a no hacerlo», apunta la farmacéutica bilbaína Amaya Blanco Arce. Hay varios y entre los que tiene en su local está Mordex, un producto que acaba de cumplir 60 años. «Sí hay casos de personas que lo piden expresamente porque lo conocen y les ha funcionado», asiente la profesional.
Y es que este producto, además de longevo, es de aquí. «Se registró en 1962 en San Sebastián», subraya María Prieto. Ella es jefa de producto en Urgo, la empresa que lo comercializa hoy en día. Su creador fue la firma Vitapharma, que tenían sus instalaciones en Loiola. Luego, fue absorbida por los laboratorios actuales, que tienen su sede en Hernani.
Se creó «en medio del baby boom de los 50 y 60», precisa Prieto. Entonces con la tasa de natalidad por las nubes (superaba el 20% y ahora ronda el 7), había muchos menores con este problema. Era la tormenta perfecta. Sin embargo, con el paso del tiempo, la curva de venta se ha mantenido estable: «Solamente bajó durante el confinamiento».
- Tiene mérito mantenerse seis décadas en el mercado...
- No es fácil, desde luego. Tenemos, además, una cuota de mercado del 87%. En todo esto juegan un papel muy importante el apoyo de las farmacias.
Así que con tantos años a sus espaldas, es lógico que algunas abuelas se acerquen a su farmacia de confianza en busca de aquello que dieron a su hijos, pero ahora, para sus nietos. Lo hacen por efectividad, pero también por otro componente que tiene más que ver con nuestros recuerdos. Es como un hilo invisible que pasa «de generación en generación», ríe Blanco.
Para calmar la ansiedad
Su tecnología es la misma que cuando salió al mercado. Es un líquido transparente que se aplica en las uñas con un pincel y seca casi al segundo. Hay que aplicarlo todos los días. Eso sí, en personas de más de tres años, advierte el laboratorio.
«Funciona porque es amargo», precisa la farmacéutica bilbaína. Un sabor que procede del «benzoato de denatonio». Se trata de la sustancia más amarga que existe en el mundo. Con solo con una cucharadita, 'contaminaríamos' el agua de toda una piscina olímpica. Esto hace que cuando la persona en cuestión trata de morderse las uñas o de «chuparse el dedo», le sepa a rayos y se vaya deshabituando.
Pero ¿por qué hacemos esto? Es un técnica para liberar nuestros nervios. «Yo me las he mordido de siempre. Era muy nerviosa, tenía muchos tics», dice Laura Merino. Ahora, luce una bonita manicura, pero le ha costado mucho esfuerzo y muchos sinsabores, nunca mejor dicho.
«Se trata de un acto repetitivo con el que tratamos de calmar la ansiedad», explica Guillermo Fouce, profesor de Piscología de la Complutense. Por eso, en realidad, además de tratarnos las uñas, debemos buscar la causa que nos impulsa a practicar este hábito.
- Pero no siempre nos mordemos las uñas porque estemos nerviosos...
- En estos casos, es un refuerzo para sentirnos más relajados.
Problemas físicos
Sin entrar en el terreno de la psicología, morderse las uñas no es solo un hábito feo, también puede provocarnos ciertos problemas de salud, advierten los médicos. Para empezar, al mordernos las uñas no podemos hacer padrastros y heridas. Si no tenemos cuidado, eso nos puede genera una infección.
Pero también podemos provocarnos deformaciones en las cutítulas y daños en la boca. Las uñas, al final, son duras y podemos astillar o romper nuestros dientes. También aumenta el riesgo de infecciones por hongos y verrugas en la boca, alertan los odontólogos.