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Piso en el Casco Viejo (Bilbao)
El piso clásico (pero moderno) de una pareja en el Casco ViejoEn esta vivienda de la calle Sombrería, donde originalmente existía un espacio oscuro y compartimentado, ahora descubrimos un hogar lleno de luz, abierto y acogedor
En el Casco Viejo, siempre tan bullicioso y animado, una pareja joven disfruta de una vivienda acogedora en la que se respira calma. En este piso de la calle Sombrería, ubicado en un edificio de 1900, el estudio de arquitectura bilbaíno BABELstudio buscó ganar espacio y trasladar la luz que entraba por la fachada principal a toda la casa. Para ello plantearon una distribución con todas las estancias principales orientadas hacia la calle. Colocaron en línea los dos dormitorios, la cocina y el amplio salón comedor, que miran hacia la hilera de ventanas y la gran balconada en esquina. Y dejaron los baños y el vestidor en la parte interior de la casa. Pero lo más singular de este piso es que resulta moderno y funcional sin perder su historia y carácter clásico. «Lo principal fue recuperar y poner en valor ciertos elementos originales de la vivienda y combinarlos con otros mucho más contemporáneos. Nos gusta jugar con esa contradicción, conseguir que ambos estilos convivan y se potencien», explica Andrea García, una de las tres arquitectas que integra el estudio.
Este piso de 122 metros cuadrados se encontraba muy compartimentado, así que para potenciar la amplitud decidieron unir las estancias. Lo consiguieron diseñando unos tabiques divisores, de vidrio y madera, que delimitan la cocina y la conectan visualmente con el salón comedor y el pasillo. Se trata de una pieza realizada en perfilería de contrachapado marino de abedul aceitado, vidrio transparente y vidrio tipo listral; que se divide en tres tramos. Estos cerramientos, que aportan un aire nórdico al piso, incluyen armarios inferiores y encimera en la zona de la cocina; y una vitrina por la cara del salón. De esta forma, consiguieron ganar espacio de almacenaje.
Lo curioso de estos cerramientos es que combinan las líneas sencillas y modernas del contrachapado con la madera maciza de las puertas balconeras originales de la casa. Estas antiguas puertas comunican la cocina con el salón comedor y, desde el otro lateral, con el pasillo. Tan solo se han lijado superficialmente para quitarles el exceso de pintura de todas las capas que se han ido acumulando durante los años.
El salón circular sigue la curva de la fachada del edificio y se abre a un amplio mirador que lo inunda de luz natural. Cuenta con pocos muebles, pero muy especiales para los propietarios. Tanto la mesa, como la lámpara y la alfombra son piezas que han ido comprando en sus viajes. Las sillas Whisbone fueron un regalo de la familia. Y los cuadros son obra del pintor Gabriel Coca de la galería bilbaína SC Gallery.
El dormitorio principal se concibió como un espacio amplio que contiene zona de vestidor, de estudio y de descanso. Destacan unas antiguas contraventanas vidriadas que recuperaron para esta estancia y lacaron en blanco.
Los dormitorios siguen la dinámica de colores claros, textiles terrosos y una apuesta por la luz natural. La chimenea de la zona de estudio también se encontraba en el piso, aunque no estaba en esta estancia, donde han conseguido integrarla con mucha personalidad.
Los cuartos de baño conservan la esencia del resto de la vivienda. También en ellos convive lo clásico con lo actual. Las antiguas vigas de madera y el mobiliario 'vintage' sintonizan con piezas contemporáneas, como la ducha y la grifería en negro.
Una arquitectura «humilde y sincera»
En BABELstudio intentan hacer «una arquitectura humilde y sincera que procura «respetar lo que ya había antes». Los integrantes de este estudio bilbaíno, Andrea García, Michael Schmidt y Andrea Emmanuel, suelen conservar aquellos detalles interesantes que aportan valor a la vivienda. En este caso, recuperaron las antiguas contraventanas vidriadas del dormitorio y las puertas balconeras originales de la cocina. También mantuvieron la vieja viga de madera que recorre parte del techo de la vivienda. Además, en la zona del salón comedor, recuperaron las molduras, que estaban en mal estado, y eliminaron el revoque para dejar visibles los ladrillos, que pintaron de blanco.