El piso en Barakaldo con la cocina verde de una pareja y sus dos hijos convertido en un refugio de paz

Si algo desean los interioristas cuando abordan un nuevo proyecto, es sentirse libres para crear y dejar su sello personal en cada hogar. Y ya la satisfacción es doble cuando los clientes repiten y vuelven a confiar en su estilo único al mudarse a una nueva vivienda. Esto es justo lo que les ha ocurrido a Begoña Jiménez y Leire Argerey, fundadoras de Böho Studio, con la reforma de este piso de 94 metros cuadrados, ubicado en el barrio baracaldés de Retuerto, para un matrimonio y sus dos hijos. «Es un proyecto muy especial para una familia que nos ha visto nacer y crecer. Fueron nuestros primeros clientes cuando creamos el estudio hace diez años. Por aquel entonces, nos encargaron el estilismo para el salón y una habitación de su antigua vivienda», cuentan las interioristas.

Entonces les prometieron que volverían a contar con ellas si algún día se mudaban a una nueva casa. Y así ha sido. «Nos dijeron que se trasladaban a un piso más grande, con tres habitaciones, dentro del mismo edificio. Y que podríamos hacer lo que nos diese la gana. Hemos respetado sus gustos y necesidades, pero al mismo tiempo nos han dejado libertad total», celebran las creadoras de este estudio de interiorismo ubicado en el corazón de Bilbao, en la calle Elcano, que «fusiona la belleza de la naturaleza con el estilo bohemio».

Con un enfoque «auténtico y muy personal», estas dos amigas antes que socias han creado un hogar cálido y acogedor, de líneas puras y limpias, combinando los tonos neutros con toques verdes y terracotas, que conviven con texturas y maderas naturales.

La casa pedía a gritos un espacio abierto donde compartir en familia, pero a los clientes no les terminaba de convencer la idea de abrir la cocina al salón por miedo de que se propagasen los olores. «El anteproyecto y los bocetos comenzaron con cerramientos acristalados que permitían abrir el espacio visualmente, pero con esta opción perdíamos zonas de paso y amplitud», explican las interioristas. Para evitarlo, optaron por un salón-comedor abierto a la cocina, diseñada en un verde muy claro y fabricada por la firma vizcaína Desuka. Eso sí, la campana extractora integrada en la vitrocerámica fue la clave para decantarse por una zona de día abierta y olvidarse de la limitación de los olores.

En este hogar, la isla de cocina no solo es el alma del espacio, sino también el punto de encuentro perfecto. En muchos casos, suele ser un elemento casi escultural, con mucho espacio alrededor, pero en esta vivienda se convierte en una pieza multifuncional. «Tiene zona de trabajo, barra de desayuno y cajones para guardar la vajilla. Y, además, hace de respaldo del banco a medida del comedor», cuentan. Destaca la lámpara de techo semicircular de la firma española Aromas del Campo.

En cuanto al pavimiento, las creadoras de Böho Studio han querido hacer «un homenaje a la nobleza y la elegancia de la tarima de espiga punta Hungría». Este suelo es protagonista en toda la vivienda, excepto en los dos baños.

En el pasillo, incorporaron una puerta semicircular, distinta a las demás de la casa, para separar la zona de día (cocina con salón-comedor) de la de noche (tres dormitorios y dos baños). «Nos gusta, siempre que sea posible, segmentar la vivienda en estas dos zonas. Y, además, darle un toque distinto a la puerta que las separa para comunicar que se entra en una zona donde los espacios van a dialogar entre ellos de una forma diferente a los anteriores».

El dormitorio principal sigue la filosofía oriental 'wabi-sabi', que celebra «la belleza de lo imperfecto, lo simple y lo natural». «Se basa en la aceptación del paso del tiempo, la impermanencia y la autenticidad de los materiales y los objetos», explican. El cabecero, diseñado a medida, alberga una luz indirecta regulable, perfecta para adaptar el ambiente a cada momento. La pared texturizada aporta profundidad y carácter, mientras que los muebles en roble natural refuerzan la conexión con la naturaleza. Los textiles, en lino y fibras 100% naturales, envuelven el espacio con su textura orgánica, creando un refugio de confort y autenticidad.

En el dormitorio de uno de los hijos, con su papel pintado de estilo tropical, es un pequeño refugio con mucho personalidad. «Los dormitorios monótonos y simples han pasado a la historia. Nos gusta jugar con colores vibrantes y papeles pintados que reflejan el universo particular de esas personitas que están empezando a ser adultas. Además, si se acaban cansando, es un elemento fácil de cambiar que puede dar un giro total a la habitación», aseguran.

En el otro dormitorio juvenil, destaca el cabecero creado a medida con listones de roble y leds retroiluminados en sus extremos. El sillón colgante de estilo boho aporta un toque divertido a la estancia, en la que predominan los tonos beiges y verdes.

En el baño que comparten sus hijos, con un aire 'vintage', han combinado el mueble de madera al natural con la textura del terrazo en paredes y lavabo. «El terrazo ha vuelto y a nosotras nos encanta», aseguran.

Para el baño del matrimonio, inspirado en un 'hammam', optaron por azulejos de barro en color terracota y un nicho en la ducha de forma semicircular para buscar esa similitud con los baños turcos.

Bego y Leire han conseguido crear «una atmósfera de paz» dentro de la ciudad recurriendo a colores neutros con acentos verdes y terracotas. Al combinarlos con materiales naturales y plantas, las interioristas bilbaínas han conseguido crear una conexión con la naturaleza y un oasis de bienestar que invita a la relajación y al disfrute en familia.

• Temas
• Barakaldo
• Bizkaia Dmoda