Borrar
Una pareja convierte una vivienda de 300 años en una casa rural de cuento con vistas al Gorbea.

Ver 30 fotos

Una pareja convierte una vivienda de 300 años en una casa rural de cuento con vistas al Gorbea. Iñigo Sierra

Casa rural junto al Gorbea (Bizkaia)

Una pareja convierte una vivienda de 300 años en una casa rural de cuento con vistas al Gorbea

Azahara Martín y Eder Vázquez regentan Soloandie, un alojamiento único y exclusivo situado en el municipio de Zeanuri donde compaginan su vida profesional y el cuidado de sus dos hijos

Jueves, 28 de marzo 2024, 18:58

La vida conlleva arriesgarse, y algunas personas están dispuestas a luchar por su pasión a pesar de las dificultades. Azahara Martín, santurtziarra de 41 años, ha cumplido un sueño: crear una casa rural en plena naturaleza donde compagina su vida profesional y personal junto a su marido, Eder, y sus dos hijos, Maren e Izei. «La idea surgió hace diez años. En un viaje que hicimos, nos planteamos trabajar en un entorno rural. Nuestra familia ya tenía experiencia en el agroturismo, así que decidimos crear algo nuevo. Me encargo yo. Mi marido es bombero, pero me apoya en todo. Sin él no podría haberlo hecho», explica Azahara, que dejó su trabajo en el departamento jurídico de una compañía de seguros para volcarse en este proyecto.

Azahara y Eder llevan siete años viviendo en la casa rural. Tardaron tres años en hacer la obra, y, finalmente, el pasado mes de febrero inauguraron Soloandie, un alojamiento coqueto con ambiente hogareño situado en el municipio de Zeanuri, en las faldas del Parque Natural del Gorbea. «En todo este proceso tuve dos hijos pequeños. Mi último embarazo fue un poco complicado, y ahí me di cuenta de que lo importante era dedicar tiempo a algo que me apasionara. Hay que aprovechar las oportunidades que da la vida. Me aferré a este proyecto y di el salto», cuenta emocionada.

El edificio, que tiene alrededor de 300 años de antigüedad, se ha utilizado para diferentes fines a lo largo de este tiempo. «Lo han usado para guardar las ovejas; también ha funcionado como una casa de peaje y una vivienda. Ha sido muchas cosas», ríe. La pareja ha querido mantener la esencia del edificio. Por ello, han conservado el nombre que salía en las escrituras: 'Soloandie'. «Significa campa grande. Y el Eguzkilore del logo hace referencia al campo, a las raíces y a la tradición. Está vinculado a nuestro entorno», explica.

Vistas a la montaña

Gracias a este proyecto, Azahara ha podido desarrollar su faceta más creativa. Siempre le ha fascinado el diseño de interiores, y hoy se dedica «en cuerpo y alma» a decorar cada una de las habitaciones con cariño, gusto y mucho mimo. «Me encantan los programas de reformas y las revistas de decoración. Mi madre las ha tenido en casa desde que yo era pequeña y me han servido de inspiración», asegura.

Soloandie tiene un estilo 'vintage' y atemporal. Los propietarios han puesto el foco en la tradición, pero sin perder de vista la modernidad. «Queríamos seguir una línea neutra que nos permitiera mantener la estética durante varios años sin tener que cambiar el mobiliario a menudo. Pero también hemos querido apostar por el toque rústico conservando elementos de la edificación anterior», dice. Es el caso de las vigas del comedor, que tienen 300 años, o las vasijas que decoran algunas partes de la casa rural, que pertenecen al abuelo de Eder.

La casa rural dispone de 180 metros cuadrados. Cuenta con un comedor y salón común, una terraza exterior y un amplio jardín con vistas espectaculares a la montaña. Consta de cinco habitaciones, cada una con sus respectivos baños y con bañera de hidromasaje. Azahara cuida hasta el más mínimo detalle para que los huéspedes se sientan como en casa. Todas llevan el nombre de elementos de la naturaleza. 'Lurra', por ejemplo, es la inferior, y la han bautizado así porque está 'conectada' a la tierra y dispone de un acceso al jardín. En la parte de arriba, se sitúan 'Zerua' y 'Enara'.

En Soloandie ofrecen varios servicios. Destacan sus cestas de pícnic con productos de la zona para deleitar a los excursionistas que van a hacer rutas o para disfrutar de una velada romántica con la pareja. También ofrecen queso Idiazabal, pan artesanal, chorizo de Orozko, txakolí o sidra. Además, sirven desayunos 'gourmet' y cenas frías con gastronomía de calidad. «Nuestra intención era tener un proyecto de vida rural que también nos permitiera contribuir al desarrollo y mantenimiento de la zona. Nos comprometemos a utilizar productos locales hechos por artesanos de aquí».

Azahara comienza cada día con ilusión. Cada mañana lleva a su hijos al autobús del colegio, y después prepara las habitaciones con gran esmero para que todo esté perfecto. Eso sí, no todo es trabajo. También disfruta del paisaje idílico y del entorno natural en familia. «Nos encanta hacer rutas y senderismo. Dedicamos tiempo a desconectar y a dar paseos. Aprovecho estos ratos que antes no tenía. La zona y las vistas son impresionantes», comenta.

Aránzazu Mata Bailera

Le llena de alegría ver las caras de sorpresa de los huéspedes cuando les enseña las habitaciones. «Es precioso», «Está cuidado hasta el más mínimo detalle» o «Es mejor que en las fotos», son algunos de los elogios que más repiten. Pero lo que más satisfacción le da es poder compartir ratos de charlas y de confesiones con los huéspedes en los desayunos. «Nos gusta mucho conocerles. También contar nuestra historia y todo el proceso que hemos vivido hasta crear Soloandie».

Con todo ello, Azahara y Eder han conseguido crear un proyecto de vida junto a sus hijos en un entorno lleno de paz. «Me ha costado mucho esfuerzo llegar hasta aquí. La casa rural es como un tercer hijo para mí. Ha sido un recorrido muy largo, pero ha merecido la pena; la recompensa es muy grande. La gente se siente como en casa y eso nos hace felices», concluye.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcorreo Una pareja convierte una vivienda de 300 años en una casa rural de cuento con vistas al Gorbea