Borrar
La isla-estantería de la primera planta es un elemento que vertebra todo el espacio.

Ver 12 fotos

La isla-estantería de la primera planta es un elemento que vertebra todo el espacio. Aitor Estévez

Casa barata en Bilbao

La 'casa barata' de Bilbao que tiene cien años, pero nadie lo diría

Recibió a su primeros inquilinos en 1928 y hoy aloja a una joven familia que ha adaptado el espacio a las necesidades actuales con «espacios flexibles, muebles funcionales y predominio del estilo nórdico»

Miércoles, 6 de septiembre 2023, 18:49

Comenta

Comprar una casa con casi un siglo de historia y reformarla es un acto de fe y paciencia. Sin embargo, si se tienen estas dos virtudes y se localiza a un equipo de arquitectos con ganas e ilusión, el resultado puede ser la casa de tus sueños. Algo así es lo que le ha pasado a una joven familia de Bilbao cuya vivienda es un ejemplo de cómo adaptar una casa vieja a la vida moderna y en tiempo récord: nueve meses

La reforma se la encargaron a los arquitectos Juan Ruiz y Amelia Tapia, que trabajan tanto en España como en Ecuador y la dirección de obra corrió a cargo de Juan Antonio Martín. Lo que se encontraron fue una vivienda de tres pisos en una urbanización a los pies del monte Artxanda conocida como La Nueva Aurora. Se trata de un ejemplo perfecto de las llamadas 'casas baratas' de Bilbao, que vivieron su esplendor en los años 20 y 30 del siglo pasado.

La casa forma parte de la formación de barracón en hilera bajo la que se construyó esta cooperativa de casas baratas en las faldas de Artxanda. Aitor Estévez

«Se trataba de hacer una rehabilitación y reforma integral», cuentan los profesionales, para lo que trazaron un proyecto de consolidación de estructura y mejora de la eficiencia energética. Esto último era fundamental puesto que el inmueble fue construido entre 1927 y 1928, según las informaciones de la época.

La Nueva Aurora era una cooperativa de trabajadores que en 1924 formaron la sociedad con el objetivo de construir una urbanización de casas baratas bajo el amparo de una ley de ayudas a la construcción de vivienda obrera. En este caso, la urbanización corrió a cargo del arquitecto Julio Sáenz de Barés, nacido en Segovia pero cuya carrera profesional se desarrolló entre el País Vasco, Cantabria y Burgos.

El profesional se inspiró en otros proyectos similares y siguió la línea de las edificaciones de baja densidad de la época, que incluían jardín. En cuanto al estilo, se sumó a la corriente inglesa y neovasca que trata de recuperar elementos propios de los caseríos en construcciones modernas, algo muy visible en la parte exterior del inmueble.

Comparativa de la sección de la casa original y la actual hecha por los arquitectos.

Los primeros inquilinos de la vivienda entraron a vivir en 1928. Entonces, la casa tenía tres plantas de 60 metros cuadrados cada una, como ahora. La de abajo, una especie de semisubterráneo, era un txoko. La primera, la planta principal de la vivienda, con puerta de acceso, comedor, cocina, un retrete y una habitación. Y la segunda, tenía más habitaciones y otro baño.

Respeto máximo a elementos originales

La casa forma parte de una de las cuatro filas de viviendas de las que consta la urbanización, que está construida en la ladera de Artxanda y, por tanto, sortea un importante desnivel.. «Forma parte de un conjunto con tipología de barracón en hilera», precisan Ruiz y Tapia, algo que tanto los dueños como los profesionales querían respetar. Por lo que la fachada se restauró de la manera más fiel. También se respetó la zona ajardinada. Fue la parte interior la que precisó mayor intervención y la que, por tanto, más se ha transformado, aunque «tratando de mantener al máximo lo existente en la vivienda».

Lo primero que se hizo fue reemplazar la cubierta por una nueva, lo que «nos permitió habilitar la zona abuhardillada de debajo como un nuevo espacio que puede funcionar como tercer dormitorio o como dormitorio-estudio», explican. Es decir, de altillo ha pasado a ser una nueva habitación con diferentes usos. Cuenta además con una bonita luz cenital, muy interesante en lugares como Bilbao, en los que en invierno la oscuridad es mayor.

La isla es el elemento sobre el que gira toda la planta primera. La cocina se abre al salón sin impedimentos. Detalle de la escalera que sube hasta el altillo. Aitor Estévez
Imagen principal - La isla es el elemento sobre el que gira toda la planta primera. La cocina se abre al salón sin impedimentos. Detalle de la escalera que sube hasta el altillo.
Imagen secundaria 1 - La isla es el elemento sobre el que gira toda la planta primera. La cocina se abre al salón sin impedimentos. Detalle de la escalera que sube hasta el altillo.
Imagen secundaria 2 - La isla es el elemento sobre el que gira toda la planta primera. La cocina se abre al salón sin impedimentos. Detalle de la escalera que sube hasta el altillo.

Bajando a la planta inferior, la obra habilitó un espacio diáfano que se mantiene como txoko con cocina, y tiene salida directa a la zona verde. También se accede a través de ella a la planta principal, donde está la puerta de acceso. Nuevamente, por petición de los dueños, los arquitectos decidieron tirar paredes para unir la cocina con el salón y el comedor.

Es una «zona social» que se articula en torno a una isla-estantería: todo gira a su alrededor y no hay elementos que interrumpan la vista, salvo las paredes del aseo, que se ha mantenido. En la segunda planta está la habitación principal, con baño incorporado, una segunda habitación, otro aseo con bañera y un espacio donde se puede instalar una mesa a modo de escritorio.

Espacios diáfanos y de estilo nórdico

A la hora de decorar, los dueños han optado por un estilo nórdico y funcional. Las paredes son totalmente blancas y las vigas de madera vista son de tonos claros, lo que le da una calidez especial. También se ha dado mucho protagonismo a los forjados y los azulejos, muy característicos de este tipo de construcciones de los años 20 del siglo pasado.También se ha recuperado el suelo de baldosa hidráulica en uno de los baños.

Una de las habitaciones de la segunda planta, el nuevo espacio bajocubierta y el baño incorporado en el dormitorio principal. Aitor Estévez
Imagen principal - Una de las habitaciones de la segunda planta, el nuevo espacio bajocubierta y el baño incorporado en el dormitorio principal.
Imagen secundaria 1 - Una de las habitaciones de la segunda planta, el nuevo espacio bajocubierta y el baño incorporado en el dormitorio principal.
Imagen secundaria 2 - Una de las habitaciones de la segunda planta, el nuevo espacio bajocubierta y el baño incorporado en el dormitorio principal.

Por su parte los muebles son contemporáneos y multifuncionales, muy alejados de la tradición y sin tiradores, para mantener una línea mucho más despejada. Y las luminarias cobran mucho protagonismo: son sencillas, pero rotundas y con cierto carácter industrial para contrastar con la madera. También se ha colocado una estufa de madera como las antiguas. «El objetivo era crear una atmósfera social donde todo se comparte, como ocurría las antiguas casas donde vivían grandes familias», señalan los arquitectos.

La intervención ha logrado que una casa con un siglo de historia se adapte a la perfección a las necesidades de una familia moderna. «Los espacios se utilizaban de manera muy diferente a la actual, las familias eran más numerosas, se vivía con el abuelo, la mujer cocinaba casi siempre había menos baños y más dormitorios, etc . La reforma, sin embargo, plantea espacios mucho más flexibles, como una cocina-salon comedor, donde uno puede cocinar mientras su hijo hace los deberes del colegio o mientras está con los amigos en el salón», concluyen.

Detalle de la ventana del comedor y de la chimenea clásica. Aitor Estévez

La importancia de la ventilación cruzada

Una de las características que los arquitectos Juan Ruiz y Amelia Tapia han cuidado mucho en esta reforma es favorecer la ventilación cruzada de los espacios. Esto supone contraponer dos ventanas con diferente orientación para que, con las dos abiertas, el aire corra por toda la estancia. Tiene varias ventajas, entre ellas, una muy importante par ala eficiencia energética: controlar la temperatura de una forma pasiva (sin gasto de energía). «Además, la envolvente de la vivienda se aisló por el interior. Esto junto con la ventilación cruzada hace que la vivienda no requiera de aire acondicionado en verano, y el consumo energético en invierno sea mínimo», subrayan Tapia y Ruiz.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcorreo La 'casa barata' de Bilbao que tiene cien años, pero nadie lo diría