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De Bilbao a la costa: un hogar luminoso y marinero en Sopela para una familia con dos hijas adolescentes.

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De Bilbao a la costa: un hogar luminoso y marinero en Sopela para una familia con dos hijas adolescentes. Erlantz Biderbost

De Bilbao a la costa: un hogar luminoso y marinero en Sopela para una familia con dos hijas adolescentes

Ane Moratalla y Fernanda Lima, de Moralima Studio, transforman una vivienda adosada de tres plantas y 150 metros cuadrados en un refugio familiar lleno de luz y espíritu marinero

Silvia Andrés

Lunes, 14 de julio 2025, 20:28

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A veces, un cambio de escenario puede transformar por completo la forma en que vivimos. Eso es precisamente lo que buscaba una familia con dos hijas adolescentes al dejar atrás el bullicio del centro de Bilbao para establecerse en Sopela, en una vivienda adosada de nueva construcción. Con 150 metros cuadrados distribuidos en tres plantas -baja, superior y un amplio txoko en el nivel inferior-, el reto de Moralima Studio era convertir este espacio en un hogar cálido, funcional y lleno de luz. «Los propietarios nos confiaron la decoración integral de la casa con un objetivo claro: crear un refugio luminoso, práctico y con una estética que evocara la cercanía del mar Cantábrico de forma sencilla, sin recargar el ambiente», explican Ane Moratalla y Fernanda Lima desde su estudio, ubicado en el número 47 de la calle Alameda Mazarredo.

Erlantz Biderbost

Para conseguir la calma y la inspiración marinera que buscaban, las decoradoras optaron por una paleta de colores neutros con matices azules, en clara referencia a la costa vizcaína. «Esta elección no solo aporta serenidad, sino que potencia la luz natural y unifica visualmente todas las estancias, lo que ayuda a maximizar la luminosidad existente», detallan. Además, la apuesta por una carpintería a medida fue clave para lograr una vivienda personalizada, bien organizada y con soluciones de almacenamiento en cada rincón.

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En la planta baja del adosado se encuentran el comedor, la zona de estar, la cocina y la habitación principal. «Esta planta estaba concebida como un espacio diáfano, y la estructuramos en varias zonas conectadas entre sí, tanto visual como funcionalmente», explican. Así, al entrar en la vivienda, lo primero que encontramos es el comedor y la zona de estar. El comedor está presidido por un mueble a medida en blanco y arena, que se complementa con una vitrina de madera que dialoga con la mesa y las sillas, generando una atmósfera acogedora y coherente.

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La zona de estar, compuesta por un sofá amplio, una butaca y un puf, destaca por su versatilidad: es perfecta tanto para el día a día como para recibir invitados. Este espacio se abre a una cocina completamente integrada, lo que refuerza la sensación de amplitud. «En este caso solo hicimos pequeños retoques respecto a la obra, añadiendo una encimera en tonos arena», precisan. También en esta planta se encuentra la habitación principal, con un estilo costero muy sutil: un cabecero lacado en color arena, papel pintado con textura azul y textiles en tonos coordinados. Los muebles blancos y de madera aportan frescura y equilibrio. Los cuadros, diseño propio del estudio, completan la atmósfera.

Un txoko relajante

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Desde la escalera con listones de roble descendemos al nivel inferior, donde se encuentra el txoko, uno de los espacios más especiales de la vivienda y en el que tampoco falta el toque marinero que recorre toda la decoración. «Está concebido como un rincón chilled-out, pensado para relajarse, y donde hemos podido arriesgar un poco más, consiguiendo un ambiente muy versátil». Para ello, han combinado un sofá cama azul -más grande que el del salón- con butacas blancas y una librería a medida en roble barnizado y fibras naturales, muy espaciosa, que enmarca un rincón de lectura único y muy personal. Junto a este ambiente distendido, el lavadero sorprende por su amplitud y capacidad de almacenaje, con armarios en gris claro y roble que repiten el patrón vertical de las escaleras. El baño, en esta misma planta, mantiene la estética general con un mueble azul de rayas verticales y acabados en tonos arena.

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En la planta superior se encuentran las habitaciones de las dos hijas adolescentes. «Aunque comparten una distribución similar y elementos de carpintería en blanco y madera, cada estancia refleja la personalidad única de sus ocupantes. Cada una ha elegido los complementos decorativos que representan sus aficiones: a una le encanta el fútbol y a la otra, el ballet», detallan. Por eso, los papeles pintados en tonos azules, las camas, los cuadros y los textiles fueron cuidadosamente seleccionados para crear dos ambientes independientes pero en armonía. El diseño también tuvo en cuenta las particularidades arquitectónicas, como la forma abuhardillada, optimizando al máximo el almacenamiento sin renunciar ni al confort ni a la estética.

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