«Rechacé el plan de Javi por salir con mis amigas… y se ha enfadado»
Entre un chico distante y unas amigas leales, he elegido lo que de verdad me sostiene: nosotras
Karri Bilbao
Viernes, 1 de agosto 2025, 00:21
El inicio de la semana transcurre entre mensajes cruzados con Javi. Amanezco cada día con sus palabras y una canción que me hace sonreír mientras ... desayuno. Es agradable sentir esa sintonía, saberle presente, aunque no nos hayamos visto desde la madrugada del sábado. Con ese pensamiento parto hacia la oficina, algo apresurada, y justo antes de entrar, en el grupo de WhatsApp con Nahia y Lidia, proponen vernos el jueves para ir al puente de La Merced a ver los leones alados, aunque sea solo por curiosidad. Sabemos que las leyendas carecen de fundamento, pero es un plan divertido y distinto, una excusa perfecta para callejear por Bilbi una tarde de verano antes de marcharnos de vacaciones.
A mediodía, Javi me manda un audio invitándome a un concierto que darán mañana en el Crazy Horse, y a compartir después una hamburguesa gigante en el local. El plan suena perfecto, pero le respondo que ya he quedado con mis amigas para salir por Bilbao La Vieja. Tarda en contestar, algo raro en él, así que interpreto que está molesto, o quizá decepcionado. Le envío un audio proponiendo vernos el viernes, si le apetece y está libre. Responde al instante con un emoticono de manita con pulgar hacia arriba, y así quedamos, sin concretar ni qué, ni cuándo, ni dónde.
Al día siguiente despierto sin el mensaje habitual de Javi a la hora acostumbrada y pienso que se está mostrando distante, aunque regreso a mi rutina sin darle mayor importancia. Le escribo a media mañana para preguntar si todo va bien, pero no responde hasta pasadas las siete, justo cuando sabe que he quedado con Nahia y Lidia. Me desea una feliz tarde en compañía de las amigas, sin emoticonos que acompañen la frase. Es evidente que está enfadado, pero decido dejarlo estar y esperar a que escriba cuando quiera, sin presionarle.
Puntuales a la cita, nos dirigimos al puente de La Merced y, efectivamente, ahí están los leones alados. Entre risas, los tocamos comentando que ya estamos a un paso de encontrar el amor, esta misma tarde sin ir más lejos. Caminando hacia Marzana, nos ponemos al día con frases rápidas que resumen lo que cada una está viviendo. Nahia cuenta que el domingo terminó en la cama con Iker, lo que confirma las excelentes cualidades que ya sospechaba, y añade que no va a mirar más allá, que lo que tenga que ser, será. Lidia, por su parte, se siente cada día más convencida de que tomó la mejor decisión tras romper con Asier, y solo espera no tener una recaída que le haga volver a la casilla de salida y tirar por la borda todo el esfuerzo de no escribirle ni llamarle. ¿Y yo? En mi turno de confidencias, les cuento que Javi parece estar molesto porque rechacé su plan de hoy para estar con ellas...
Lidia nos sorprende con un regalo, unos paquetitos que reparte entre nosotras. Al abrirlos, descubrimos candados personalizados con nuestros nombres. Parecemos adolescentes en una ciudad europea, pero decidimos que, ¿por qué no? Buscamos dónde cerrarlos, aunque no en homenaje al amor. Lo haremos para sellar nuestra amistad, como un vínculo indisoluble que representa lo que somos: mujeres divorciadas, fuertes y empoderadas que nos apoyamos mutuamente. Nahia propone colgarlos en el puente de La Ribera, y para allá nos dirigimos…
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