«Lidia cuenta que su amor de la oficina continúa viento en popa y que la clandestinidad añade adrenalina»
«Un soplo de aire fresco que nos recuerda que en Bilbao es posible cambiar radicalmente de ambiente a escasos metros de distancia»
Karri Bilbao
Viernes, 26 de septiembre 2025
Cada viernes, Karri Bilbao nos comparte las historias y experiencias que vive con sus amigas. Tras años de convivencia en pareja han regresado a las noches (y tardeos) de la villa.
Hoy buscamos cambiar de aires y estrenarnos en alguna actividad o local de nueva apertura en Bilbao. Nahia y Lidia comentan que la discoteca recién ... inaugurada en General Concha, Velvet, podría ser una opción, aunque también lo son La Ribera o el Moma si salimos de tardeo. Nos debatimos entre una y otra posibilidad o, según proponen Ane e Izaskun, decantarnos por citarnos a las ocho en Henao, picar algo entre Heros o Ajuriaguerra y, sobre la marcha, decidirnos hacia donde continuar la noche. Finalmente, optamos por vernos en el Salitre.
Puntuales a la cita, Lidia cuenta que su amor de la oficina en la sombra continúa viento en popa y que la clandestinidad añade emoción y adrenalina a una relación que, dada la jerarquía, espera no salga a la luz por el bien de ambos. Nahia sopesa poner fin a su historia con el opositor a bombero doce años menor. Opina que debe finiquitarla porque no hacerlo le impide centrar el foco en otros hombres más acordes a su manera de ser y entender la vida. No se imagina compartiendo un futuro con él por muy diferentes motivos y siente que malgasta el tiempo si permanecen juntos. Ane, Izaskun y yo apenas tenemos novedades que aportar a la conversación, pero asentimos con Nahia que, si ya no disfruta en compañía de Iker, cuanto antes se lo diga, mejor. Respecto a Lidia, guardamos silencio prudente, aunque nuestras miradas delatan que auguramos dificultades a la vuelta de la esquina.
Por cierto, Lidia me manda recuerdos de parte de Iñigo, el amigo de su amor clandestino que me presentó en el Sumerian. Se cruzaron ayer por Gran Vía de camino a la oficina y, en cuatro frases, intercaló como quien no quiere la cosa, la pregunta de qué haríamos la cuadrilla de chicas este fin de semana… No niego que me halaga su interés por mí y que las dos veces que nos hemos visto, la sensación inmediatamente posterior es agradable al dejarme con una sonrisa en los labios. Pero no estoy aún para iniciar nada que me comprometa.
Hambrientas, nos dirigimos a la Bodequita del 12 para llenar el estómago antes de continuar noche. Por unanimidad apostamos por cambiar la ruta habitual del Taylor, Sumerian y Azkena para adentrarnos en el Casco Viejo. Izaskun propone aventurarnos en el Badulake y su diversión asegurada, pero aplazamos la propuesta para cualquier otro sábado. Barrenkale y Somera nos acogen y disfrutamos entre la gente y las caras desconocidas. Un soplo de aire fresco que nos recuerda que en Bilbao es posible cambiar radicalmente de ambiente a escasos metros de distancia.
De regreso a Abando por el puente del Arenal, alargamos la noche un poco más y tomamos la espuela en el Antzoki. Iñigo aparece por sorpresa junto a un amigo en la barra. De nuevo una sonrisa y esa sensación placentera por volver a verle. Es evidente que quiere conocerme un poco más porque inicia una conversación sin prisa y pregunta detalles sobre mi vida; dónde trabajo, si tengo hijos y si me gustaría quedar con él alguna vez. Respondo de manera evasiva, aunque para mis adentros os confieso que me gusta más de lo que le demuestro. Será cuestión de sincronía, pero qué importante es estar en el momento justo y lugar adecuado. También, cómo no, para todo lo relativo al amor. Me pide el número de móvil antes de despedirmos con dos besos y le esquivo con un «nos veremos pronto, cualquier otro día».
Nhoa, Karolo, OFA, Raimundo, Ciudadano Mariano... Finalmente, no pude ir al Crystal porque acudí con la cuadrilla al festival DalecandELA en Algorta. Cualquier idea es bienvenida para un encuentro. ¿Qué se os ocurre?
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