«No van a parar hasta matar a mi hijo»
El ataque a un joven que se arrojó a las vías del metro el domingo fue obra de una nueva banda juvenil relacionada con un equipo colombiano
Jason (nombre ficticio) fue operado ayer de las lesiones que se produjo en la rodilla el pasado domingo cuando saltó a las vías del metro ... en la estación del Casco Viejo. Este joven se arrojó allí huyendo de unos sujetos que le perseguían con navajas. Consiguió que no le apuñalaran, pero acabó sufriendo lesiones graves. De hecho, no podía ni ponerse en pie y tuvo que ser ayudado por el personal de seguridad para volver a subir al andén.
Su familia tiene miedo y quiere alzar la voz. Porque «no era la primera vez que le atacaban», explica su madre en una conversación con EL CORREO. Y porque llevan tiempo amenazando con asesinarle. «Hay que hacer algo porque no van a parar hasta matarle», subraya.
Estas agresiones han sido cometidas por los supuestos miembros de una nueva banda juvenil que ha empezado a delinquir en Bilbao en los últimos meses. Sobre el papel, son sólo un grupo de hinchas del Deportivo de Cali, uno de los equipos de fútbol más importantes de Colombia. En teoría, son miembros del Frente Radical Verdiblanco, considerados como uno de los grupos de ultras deportivos más violentos del país sudamericano. Estos individuos han creado una sucursal de este grupo en Bilbao y se fotografían ocultando sus rostros en diversos puntos de la capital vizcaína con sus banderas y emblemas.
La realidad es que su actividad va mucho más allá del ámbito deportivo. Como ocurre con otras muchas bandas radicales, el deporte es «sólo una excusa» para este grupo, compuesto en Bilbao por «una quincena de jóvenes». Son chicos que oscilan entre los 17 y los 30 años y que ya han protagonizado «diversos incidentes violentos» en las últimas semanas, explican fuentes policiales.
«Acosan» a grupos de jóvenes
Uno de los altercados más graves de los que se tiene constancia sucedió hace alrededor de un mes. Estos jóvenes suelen «acosar» a otros grupos de chicos colombianos. En este caso, les preguntaron de qué equipo eran y uno de ellos le respondió que simpatizaba con el América, el rival histórico del Deportivo de Cali. Este joven sufrió una paliza, con heridas de arma blanca incluidas, que le mandó al hospital.
Las agresiones a Jason no tuvieron nada que ver con el fútbol. Todo empezó -explica su familia- porque rechazaba sus amenazas y un día «se encaró» con algunos de sus miembros, que supuestamente «también se dedican a robar a chicos jóvenes» y a «traficar con drogas». «Su forma de actuar es siempre en grupo. Cuando uno de ellos quiere atacar a alguien lo que hace es llamar al resto para estar siempre en superioridad. Ven la violencia como una forma de diversión. Es un patrón de las bandas», explica un especialista en este tipo de grupos, que están proliferando en Euskadi en los últimos años.
Jason sufrió una primera agresión en la que recibió varios cortes de arma blanca en la cabeza, la espalda y los brazos que requirieron varios puntos de sutura. Su familia temía que aquel incidente no iba a quedar ahí porque ya entonces «le amenazaron de muerte» y porque, poco después, volvieron a atacarle a él y a su hermano pequeño, que tuvieron que refugiarse en un local.
El pasado domingo volvió a ocurrir. Jason se lanzó a las vías -tirando antes a dos mujeres que estaban en su camino- para escapar de sus agresores. También tenía heridas en una mano, provocadas al parecer por un ataque anterior. Varios testigos identificaron a un sujeto armado con un cuchillo que se marchó de allí poco después de que el joven llegase a la estación del Casco Viejo. «No puede ser que estos criminales estén en la calle. ¿Tenemos que estar callados hasta que maten a nuestros hijos?», se pregunta la familia.
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