Aquellos maravillosos trajes de tres kilos con plomos
La primera mujer que lució bañador 'ajustado' fue detenida por inmoral. La historia de esta prenda en su versión femenina está cargada de despropósitos
Itsaso Álvarez
Martes, 31 de mayo 2016, 00:53
Hace 250 años las playas estaban vacías en verano y los baños en el mar prohibidos, hasta que unos pocos atrevidos comenzaron a zambullirse vestidos. Hay unos mosaicos procedentes de una antigua villa siciliana llamana Piazza Amerina datados en el siglo IV a.C. en el que se ve a tres mujeres haciendo deporte con un disco y unas pesas y vestidas con lo que podría ser hoy un bikini, una banda tipo top o sostén y una braga. Según parece, ya desde el 300 a.C. en la Antigua Roma y Grecia se hacía uso de estas piezas para las termas y los baños que se construyeron. Desde la Edad Media hasta finales del siglo XV hombres y mujeres se bañaban desnudos, algo un poco raro, porque la actitud de la Iglesia hacia el baño en general, ya fuera por higiene o por ocio, era muy severa, lo veía como un lujo innecesario y pecaminoso. Pero como suele suceder con una gran variedad de asuntos relacionados con las mujeres, por nimios que sean, en algún momento de la historia esto se truncó y la historia del bañador femenino, una pieza indispensable para los días de playa y calor, ha resultado más accidentada de lo que uno pueda en un principio imaginar. Recuperaremos algunos hechos de la época moderna.
En el siglo XIX el baño fue considerado beneficioso para la salud y comenzó a convertirse en una actividad cotidiana gracias al ferrocarril, que permitió que la aristocracia se trasladara a las zonas costeras. Las mujeres tenían dos opciones extremas: nadar completamente desnudas o con toda la ropa puesta dependiendo de si había o no hombres delante. Los trajes de baño no diferían mucho de los trajes de calle y las prendas interiores. Eran poco prácticos, con tanta cantidad de tela resultaba complicado moverse entre la arena y el mar. La reina Hortensia, reina de Holanda y madre del emperador Napoleón III de Francia, fue una de las primeras en lucir el traje de baño 'moderno' en 1812. Era una prensa que no tenía ningún tipo de connotación erótica y que tenía las formas femeninas completamente ocultas. Hecho de punto y en color marrón chocolate, consistía en una túnica de manga larga que cubría una camisa bordada y un pantalón turco, que se ceñía a los tobillos. Este atuendo estaba acompañado por una carlota, bastante similar al gorro que se usaba para dormir. Así fue el bañador hasta la Primera Guerra Mundial. Por entonces, el modelo estaba hecho de varias piezas: un corpiño ajustado, cuello alto, mangas hasta el codo, falda hasta las rodillas y pantalón por debajo. Tan aparatoso que, mojado, pesaba tres kilos. Y más cuando en lugar de punto empezó a fabricarse en franela y sarga y se añadieron plomos a la falda para evitar que ésta se moviera un ápice al meterse al agua. También llegaron a usarse enaguas cortas de tafetán para mantener la forma del traje de baño cuando estaba mojado.
Primeros bañadores ajustados
No fue hasta 1907 cuando la atleta australiana Annette Kelleman apareció en púbilco usando un bañador ajustado que mostraba los brazos, las piernas y el cuello. A la 'incauta', en un viaje a la ciudad norteamericana de Boston, fue detenida por inmoral y encarcelada unos días. Su bañador fue considerado el modelo más ofensivo de la historia hasta la década de los 20. Se hizo famosa y acabó protagonizando varias películas, incluida una autobiográfica. Otro momento destacado de la biografía de esta mujer que llegó a ser campeona de natación, pionera de vaudeville, diseñadora de trajes de baño, doble de riesgo de actrices, mujer de negocios y gurú de la vida sana y el ejercicio, ha cumplido en 2016 cien años. Ella fue la primera persona en aparecer desnuda en una película de Hollywood. En el largometraje, aparece sentada en la rama de un árbol, sus brazos extendidos hacia arriba, pero sus pechos no se ven porque están cubiertos por su larguísimo cabello. Puede no parecer gran cosa para nuestros días pero para una película estrenada en 1916 fue todo un hito. La película se titulaba 'Una hija de los Dioses' y Kellerman interpretaba al personaje de Alicia, una joven que se enamoraba de un príncipe y lograba la ayuda de los habitantes de una tierra de gnomos para luchar en contra de los enemigos de su amado.
En 1921, la empresa estadounidense Jantzen Knitting Mills lanzó el primer modelo de traje de baño elástico de una sola pieza, que incluso alcanzó gran popularidad en un concurso de belleza. El traje de baño de punto pasó a ser historia a mediados de los años 30 cuando otra marca, Mabs of Holywood, creó el primer bañador con un tejido nuevo llamado Lastex, un tejido de punto elástico más fino y con un acabado satinado. Mabs se aseguró el éxito creando modelos para actrices del momento como Jean Harlow, Joan Crawford y Marlene Dietrich. La Edad de Oro del cine y la fotografía de Moda hizo que cada vez más aparecieran en fotografías las estrellas de cine llevando bañadores con aplicaciones de brillantes o materiales como el látex dorado. Las playas se convierten en verdaderas pasarelas y se comienzan a fabricar trajes de baño para los diferentes momentos del día: de tarde, de noche, los que se complementan con falditas, tutús, vestidos Pero la controversia vuelve en 1946 cuando Louis Réard diseñó el bikini. Ninguna modelo se atrevió a llevarlo, por lo que el diseñador tuvo que recurrir a una bailarina de 'striptease' del casino de París. Su aparición causó muchos estragos, llegó a ser prohibido en muchas playas por indecoroso y tardó una década en ser aceptado. En Francia se aceptó sin problemas, allí se consideraba sinónimo de libertad, mientras que en EE UU costó más. Eso sí, en ambos países el bikini debía cumplir unas normas básicas. La parte inferior debía ser lo suficientemente alta para cubrir el ombligo. Al menos hasta los años sesenta. En España tardó más, aquí los bañadores de una pieza de piqué o punto con falditas y escote alto seguían siendo los reyes de las playas.
Después fue todo sobre ruedas. Llegó el monokini, que dejaba al descubierto el pecho; el burkini (solo se ven manos, pies y rostro); el trikini, un bañador que resulta de la unión de las piezas del biquini mediante un elemento estrecho, habitualmente situado en la zona frontal... Finalmente se impuso la estética.