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Jesús J. Hernández
Jueves, 12 de noviembre 2015, 01:27
Quedó pendiente hace dos semanas, cuando hablamos del origen del empleo del cristal para conservar el vino, la parte referente a los diversos tipos de botellas. Su morfología es muy variada en la actualidad tanto por motivos estéticos como funcionales. Por ejemplo, el color verde de los vidrios tiene que ver con su capacidad para evitar que penetre la luz. En el pasado, los diferentes modelos de botellas hablaban de la zona de procedencia del vino, pero las fronteras se han ido difuminando y lo habitual es encontrar ahora distintos modelos en la misma denominación de origen. Repasemos las principales.
Bordelesa. La botella tiene forma cilíndirica, hombros altos y cuello alargado. Proviene originariamente de la zona de Burdeos, aunque es ya la más extendida. Sin duda, en España, es el formato más habitual.
Borgoñesa. Con un cuerpo cilíndrico de mayor anchura, es más esbelta y tiene hombros caídos y poco marcados. Es uno de los modelos más antiguos que se conoce y surgió en la zona francesa de Borgoña (donde es la oficial aún para estos caldos). Está entrando con fuerza en los últimos años en tintos de Ribera y de Rioja, entre otras denominaciones.
Rhin o renana. Originaria de la ribera de este río alemán, representa un paso intermedio entre los dos modelos anteriores. La más estilizada de todas, de hombros muy caídos y difusos, está fuertemente vinculada a los vinos blancos, los más conocidos en la zona que le da nombre.
Franconia. De aspecto aplanado, baja y de contornos muy redondeados y cuello cilíndrico. Proviene originariamente de una zona al sur de Alemania que le da nombre. Es sin duda la más diferente. Algunos rosados portugueses de gran distribución, como Mateus, la popularizaron.
Jerezana. Proviene, como su nombre indica, de la zona de Jerez y se limita prácticamente a contener el vino que lleva ese nombre. Similar a la bordelesa, tiene hombros más rectos y mucho más marcados y el cuello es más largo. Habitualmente opaca, el cuello es más ancho en la parte inferior. En el caso de las de Oporto suelen ser de color verde muy oscuro y el cuello presenta un gollete en dos fases.
Champañesa. Utilizada fundamentalmente para cava y champán, es similar a la borgoñesa y suele estar fabricada en colores verdes algo más oscuros que las otras. El mayor espesor de sus paredes permite soportar la fuerza de su alta dosis de carbónico.
Una curiosidad para terminar. ¿Por qué las botellas comparten esa característica oquedad convexa en la base? Los motivos son sencillos. Aporta estabilidad a la botella, resulta mucho más fácil cogerla, reduce la cantidad total de líquido y, en el caso de las que presentan mucho carbónico, ayuda a que no estallen por la presión. Pero algunos apuntan a una razón más. En un tiempo en que las precipitaciones (de origen tartárico, por ejemplo) no gozaban de muy buena fama, ayudaban sin duda a disimularlas.
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