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Al cumplirse medio año de la dana que arrasó Valencia, la responsable de los forenses de aquella provincia reconoce «una debilidad» en la gestión de ... la tragedia: «no contar con apoyo psicológico desde el momento cero». Su mayor «fortaleza» se centró en «la formación y tener un coordinador de grandes catástrofes». La experiencia del incendio de un edificio en el barrio de Campanar, con 10 fallecidos, les curtió. Elvira Garrido-Lestache ha participado en unas jornadas del Instituto vasco de Medicina Legal en Bilbao.
- ¿Cuántas personas murieron en la dana?
- Según el centro de integración de datos, 227 (entre Valencia, Castilla-La Mancha y Andalucía). De tres de ellas no hemos podido recuperar aún los cuerpos. En dos ya hay una resolución declarando el fallecimiento y queda una tercera, una chica desaparecida. Me sé la historia. Iba con su madre en coche a trabajar. A la madre la encontramos pero a ella no. Otro es un abuelito que subió a los nenes al techo del coche en un centro comercial y se lo llevó la riada. El último es un padre, que estaba con su hijo.
- ¿En base a qué datos se les declara fallecidos?
- Al tiempo transcurrido. Si a los tres meses no ha aparecido, la familia puede presentar una solicitud vía judicial.
- ¿Se ha logrado identificar a todos los cadáveres?
- A los 224. Han sido autopsiados, datados y entregados a sus familias.
- ¿Cómo se les ha identificado?
- El 77% (171) por huella dactilar, 48 por ADN y el resto, en hospitales. Se cotejó el antemortem y el postmortem y se realizó la identificación final.
- En los casos de inundación, la huella suele estar deteriorada.
- Dese cuenta de que se macera. Tú no tienes la misma huella dactilar ahora que si tu mano lleva mucho tiempo en el agua.
- ¿Y eso ha dilatado las tareas?
- Claro, según pasaba el tiempo, la maceración en el agua y el barro era mayor, con lo cual la identificación era más dificultosa.
- ¿Porque se recurre más a la identificación lofoscópica?
- Por la facilidad de recoger la huella. El ADN sólo se ha hecho cuando la necroreseña fallaba.
- ¿Cuáles fueron las causas de las muertes?
- La mayoría, por sumersión en el agua. No se cómo vas a poner esto porque es muy doloroso para las familias, pero tragaron el barro. Cuando mueres ahogado, tragas agua, pero en este caso, además barro. A otros, la tromba de agua les estampó contra la pared de su casa y fueron aplastados por los muebles. Murieron por atrapamiento, por policontusiones. Una mujer ingresó en el hospital por los golpes que había sufrido durante la riada. Las heridas en las piernas se le fueron infectando y al final murió de un shock séptico.
- ¿Supongo que nunca se había encontrado con una catástrofe de tal magnitud?
- No, es que es única. Hemos superado al 11-M.
- ¿Qué fue lo peor?
- Gestionar la inmediatez de las cosas, el volumen de gente que iba llegando. Pero, sobre todo, los accesos, que eran muy complicados; el número de víctimas y la dispersión. Eso conllevó una gestión especial.
- Los profesionales también tenían que llegar a la sede del instituto.
- Íbamos a los levantamientos en furgones y luego traíamos a los fallecidos. Nos iba abriendo camino la UME o la Policía y luego regresábamos. ¿Qué pasó los primeros días? Que como no había comunicaciones, los equipos salían y no sabíamos nada de ellos. Estuvimos preocupados porque uno no llegó hasta las diez de la noche. Se fueron a 75 kilómetros de Valencia, a Requena,
- ¿Han tenido compañeros afectados por la dana?
- Afectados por las casas y demás, sí. Varios integrantes del Instituto no han podido colaborar con nosotros porque no podían salir de sus municipios.
- ¿Fue un goteo de cuerpos en avanzado estado de descomposición?
- Bueno, un goteo. El segundo día se levantaron 68 fallecidos. Fue un goteo luego. Los tres o cuatro primeros días era el caos. Después ya llegaban diez, cinco, uno, ninguno, otro...
- ¿Cree que aún puede encontrarse algún cuerpo?
- Imagino que el día de mañana aparecerán restos de alguno de esos tres desaparecidos. Ahora, ¿se hallará algún resto de un cadáver que no haya sido denunciado por desaparición? Pues, puede. De hecho, tuvimos cadáveres que las familias no habían denunciado su desaparición. Un abuelito que sus hijos le habían perdido la pista hace mucho tiempo porque no se hablaban.
- ¿Recibieron algún refuerzo?
- Sí, a nivel nacional. Vinieron compañeros de muchas comunidades autónomas hasta que vimos que ya no necesitábamos más. El 15 de noviembre se levantó el Estado de alarma a nivel operativo y ya nos hacíamos cargo sólo nosotros. Los primeros que llegaron fueron de Alicante y Murcia, por helicóptero, y Castellón, por carretera. La delegada del País Vasco se ofreció, pero no era necesario.
- ¿Con cuántos profesionales contaban en el Instituto?
- Nosotros somos 157. Y llegó un momento en que éramos casi 300 personas trabajando. La gente decía: '¿cómo puede haber tan poco muerto con tantos forenses?' Es que participamos en muchas áreas.
- ¿ Qué consejo daría a otros institutos para afrontar una tragedia con múltiples víctimas?
- Formación, formación y coordinación. Prevenir. Por suerte, tuve la idea de que necesitábamos un coordinador de grandes catástrofes. Y ahora el grupo de expertos lo ha propuesto, tener un coordinador en cada instituto, que haga simulacros internos, prepare la documentación.
- ¿Les ha afectado la crisis por la mala gestión política?
- Para nada. Tuve un apoyo, incondicional por parte de mi comunidad autónoma y del Gobierno central. Las peleas eran entre ellos, pero a los técnicos no nos ha llegado. El trato fue intachable. Menos mal.
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