El obispo atribuye la caída de la natalidad a «la libertad sin límites» de los jóvenes
Joseba Segura lamenta en la homilía principal del día de La Asunción, en Begoña, el egoísmo dominante en la sociedad actual
El obispo de Bilbao, Joseba Segura, atribuye la caída de la natalidad en Euskadi al egoísmo de la sociedad actual. Así se desprende del contenido ... de la homilía que pronunció este viernes durante la fiesta de la Asunción de Nuestra Señora, en la basílica de Begoña. Allí incidió en que «en ningún tiempo anterior» la población vizcaína ha «vivido con tanto bienestar, tantas opciones, tantas posibilidades abiertas». Pese a todo ello, añadió, «no somos más felices».
Segura enumeró los que considera los principales «síntomas» de esta desdicha: «los problemas de salud mental, la tristeza, la soledad y una natalidad en mínimos». Circunstancias que, en opinión del religioso, hacen que «muchos no miren al futuro con confianza». De todas ellas, el prelado se centró en el reducido número de hijos que tienen los vascos. El pasado año en Euskadi nacieron 12.962 niños, según el INE. Se trata de la cifra más baja desde que existen registros oficiales.
El obispo considera que detrás de estos datos, además de cuestiones como los bajos salarios de los jóvenes o el alto precio de la vivienda, está el egocentrismo de una parte importante de la población en edad fértil. «Dicen que la resistencia a transmitir vida es porque los hijos son caros y la gente tiene incertidumbre económica. Cierto, pero sabemos que hay una razón más profunda: la fuerza de una cultura que adora la libertad sin límites. Y los hijos limitan. Una cultura que nos invita a centrarnos en nosotros mismos. Y los hijos no respetan ese encerramiento. El ego es como un agujero negro que atrae todo hacia sí. Quien se deja atrapar en ese torbellino empieza a descender y no es fácil salir», incidió.
En esta misma clave, el prelado añadió que cuando «construimos familia y comunidades basadas en el amor, asumimos los sacrificios que sean necesarios». Esa es la «libertad que llena el corazón», alejada del «egodrama» que afecta a parte de la población.
«Vemos el mal en los asesinatos cotidianos de Gaza y los gobiernos no hacen nada para pararlos»
Segura también se refirió en su homilía al contexto bélico internacional, en especial a la situación que se vive en Oriente Próximo. «A veces el mal aparece con toda su fuerza. Lo vemos con claridad en los asesinatos cotidianos de Gaza. Surge en la indiferencia de muchos gobiernos que dicen defender los derechos humanos, pero no hacen nada para acabar con la barbarie», manifestó el obispo, quien a su vez fue crítico en este punto con la sociedad actual. El mal «se refleja también en nosotros cuando cambiamos de canal por sentirnos perturbados por el horror».
Pero en la misa oficiada por el mitrado hubo tiempo también para el humor y para hablar de las altas temperaturas. Segura comenzó agradeciendo la «valentía» de las personas que «a pesar del calor habéis venido a la Basílica en este gran día», el de la fiesta de la Asunción. Una celebración a la que acuden en peregrinaje hasta Begoña más de 150.000 personas llegadas desde toda Bizkaia. El templo acogió numerosas misas, desde las cuatro de la madrugada hasta las nueve de la noche. El obispo ofició la principal, la de mediodía. Al acabar bromeó con los asistentes, dadas las altas temperaturas, con máximas por encima de los 40 grados. «Id en paz, y si podéis, hacedlo por la sombra», les dijo.
Aburto pide «respeto para la Policía Municipal y la Ertzaintza» en puertas de la Semana Grande
Incluso dentro del templo el calor causó problemas en algunos asistentes. Cinco personas que asistieron a alguna de las diferentes misas sufrieron desvanecimientos. La primera en el oficio de las 4 de la madrugada. La más llamativa en la ceremonia de las 12, oficiada por el obispo. Una mujer se desmayó y tuvo que ser atendida por los sanitarios. Según indicaron varios sacerdotes del templo, todos los vahídos fueron de carácter leve y ninguno de los afectados tuvo que ser trasladado al hospital. En algunos casos estas personas fueron llevadas a la sacristía, que estaba algo más fresca que la concurrida sala principal de la Basílica, donde les dieron agua y, en uno de los casos, le pusieron las piernas en alto para ayudarle a recuperarse.
Aurresku de Begoña
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