Muere de un tiro en la espalda en plena calle por una venganza entre clanes familiares en Bilbao
Padre e hijo mantuvieron una violenta discusión con la víctima y uno de ellos le disparó con una escopeta en la avenida Bruno Mauricio de Zabala
Una venganza entre dos clanes familiares vinculada con un móvil pasional parece estar detrás del homicidio que ayer acabó con la vida de David Goicoechea ... Cortés, alias 'Pachacha', de 45 años, en la calle Bruno Mauricio Zabala, en el barrio bilbaíno de San Francisco. Los presuntos autores, padre e hijo, identificados como L.D.D. y J.D.J., de unos 60 y 36 años, le dispararon un único tiro con una escopeta de caza recortada que alcanzó a la víctima en la espalda, según ha podido saber este periódico de fuentes cercanas a la investigación. Ambos se entregaron después a la Ertzaintza. Al cierre de esta edición, los dos arrestados permanecían en los calabozos de la comisaría de la Policía autonómica en Ibarrekolanda.
Nada hacía presagiar que la tranquila jornada de ayer se iba a ver interrumpida por un crimen a plena luz del día en la vía pública en Zabala, una de las arterias que ascienden desde el deprimido barrio de Bilbao La Vieja hacia la zona nueva de Miribilla. La tragedia se desencadenó alrededor de las dos y media de la tarde, un momento de gran trasiego en la zona. Al parecer, según fuentes cercanas a la víctima y los agresores, se había producido un enfrentamiento previo entre las dos partes, a las que unía antes una buena relación, a causa de los celos. Los detenidos habían pedido a un hermano de la víctima «que no apareciera por el barrio, ni él ni nadie de su familia» como venganza por una afrenta a su orgullo debido a una supuesta infidelidad.
Proyectil múltiple
Ayer, sin embargo, David se dejó ver por la calle Zabala, donde residen ambas familias. Los dos arrestados le localizaron cuando viajaba en un vehículo y se inició entre ellos una violenta discusión. Según estas mismas fuentes, padre e hijo, airados, fueron entonces en busca de dos escopetas y regresaron al lugar para ajustar cuentas. Al encontrarle de nuevo saliendo o entrando en el portal número 17 de Zabala, le descerrajaron un disparo que le impactó en la espalda y le provocó la muerte prácticamente en el acto. La herida tenía varias entradas al tratarse de un proyectil múltiple. La autopsia, que está previsto que se le practique hoy al cadáver en el Instituto vasco de Medicina Legal de Bilbao, aclarará si el disparo le atravesó algún órgano vital y murió desangrado, tal y como apuntan los primeros indicios recogidos durante el levantamiento del cuerpo. Fuentes de la investigación no descartan que, previamente, la víctima hubiera sufrido una agresión con golpes en la cara.
Un testigo directo del crimen, que a esa hora se encontraba trabajando en una obra cercana, aseguraba que tras escuchar el «bum» del disparo, presenció cómo el hombre caía desplomado sobre la acera. Los dos presuntos agresores, cada uno con una escopeta en la mano, se dieron la vuelta dejando a la víctima malherida en el suelo, y descendieron con aparente tranquilidad por mitad de la calle Zabala hasta el portal número 8, donde se refugiaron. Los sospechosos llegaron a asomarse por la ventana.
La mujer de David se lanzó entonces sobre el herido, que yacía boca arriba sobre un charco de sangre, entre lágrimas para intentar socorrerle. La mujer, que le pasaba la mano por la cara una y otra vez mientras repetía su nombre, pedía ayuda a un conocido para que le tomara el pulso y comprobara así si aún seguía vivo. Dos de sus hijas adolescentes empezaron a gritar entre muestras de dolor viendo cómo su padre agonizaba sin que pudieran hacer nada por salvarle la vida. Cuando llegaron al lugar las primeras ambulancias de la red de Osakidetza, los sanitarios intentaron reanimarle sin éxito.
Problemas con la Justicia
Tras recibir las primeras llamadas en el centro coordinador 112 que avisaban de un enfrentamiento a tiros, fueron movilizadas varias unidades de los 'Bizkor', las patrullas de respuesta inmediata de la Ertzaintza, preparadas para enfrentarse a incidentes con individuos armados. Los agentes, protegidos con cascos y escudos, que tenían previsto irrumpir en la vivienda en busca de los presuntos homicidas, no llegaron a intervenir porque ambos se entregaron sin oponer resistencia. Padre e hijo fueron conducidos a la comisaría de la Ertzaintza. «Han matado al que menos culpa tenía en esto», repetían vecinos de la calle Zabala. Los residentes en el número 17 no pudieron acceder a sus viviendas hasta que se levantó el cordón policial.
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David era muy conocido por los distintos cuerpos de Policía destinados en Bilbao. Había pasado numerosas veces por los calabozos tanto de la guardia urbana como de la Ertzaintza acusado de los delitos de robo con fuerza y hurtos en supermercados. También había ingresado en prisión varias veces. De hecho, había salido hacía menos de un año, en noviembre de 2018, de la cárcel de Basauri, donde había estado cumpliendo condena. Otros miembros de su familia, afincada en el cercano barrio bilbaíno de San Adrián, también han tenido problemas con la Justicia. De hecho, una pariente fue arrestada el pasado miércoles acusada de perpetrar un robo de un supermercado de Santutxu. Según algunas fuentes, el padre también había sido 'repudiado' del barrio.
La comitiva judicial llegó al lugar del crimen alrededor de las cuatro de la tarde. El cuerpo del fallecido, que se encontraba en mitad de la calle, quedó cubierto por una sábana. Para que los forenses pudieran realizar su trabajo con cierta discreción, se desplegó una especie de biombo negro que protegía al cuerpo. Agentes de la Policía Científica de la Ertzaintza también colaboraron en el caso en busca de posibles evidencias del crimen. Los especialistas, vestidos con trajes blancos, se centraron en registrar la vivienda en la que se habían escondido los presuntos homicidas tras el crimen, en el número 8 de Zabala. La calle permaneció cortada hasta que terminaron las pesquisas policiales, cerca de las siete de la tarde.
La Policía se mantiene alerta en previsión de que puedan surgir nuevos altercados. La familia de la víctima ha jurado venganza y algunos allegados de los detenidos recogieron ayer parte de sus pertenencias y abandonaron el tenso ambiente que se respiraba en Zabala.
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